Ha muerto el teólogo heterodoxo y pertinaz crítico de la tradición católica Hans Küng. Este controvertido teólogo suizo, muy influyente en los entornos de la teología en lengua alemana, falleció el 6 de abril a los 93 años. Muchos han contrastado a Küng a lo largo de los años con Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, otro teólogo de lengua alemana, también de 93 años. Durante un tiempo fueron compañeros cercanos. A los 35 años, ambos fueron asesores en el Vaticano II, junto a Karl Rahner, y se les consideraba a los tres miembros del ala «progresista». Pero con los años Ratzinger fue desarrollando una visión de «hermenéutica de la continuidad» (renovación sin ruptura) mientras Kung se radicalizaba actualizando la tradición. Los predecesores de Ratzinger en Doctrina de la Fe constataron oficialmente en 1979 los errores teológicos de Küng. La declaración precisaba que «ha faltado a la integridad de la verdad de la fe católica, y por tanto que no puede ejercer como tal el oficio de enseñar», matizando que «algunas opiniones del profesor de Tubinga, Hans Küng, se oponen en mayor o menor grado a la doctrina de la Iglesia católica»... como «aquellas que se refieren al dogma de la infalibilidad en la Iglesia y a la función de interpretar auténticamente al Magisterio vivo de la Iglesia, como también la opinión relativa a la válida consagración de la Eucaristía». También señalar su oposición a mantener la tradición del clero célibe en la Iglesia latina. Algunos de sus libros, como ‘Ser cristiano’, ‘¿Existe Dios?’, se convirtieron en ‘bestsellers’ traducidos en muchos idiomas. Los teólogos y contemporáneos encontraron en ellos alimento para su fe. ¿Existen mandamientos básicos comunes a las religiones, con todas sus diferencias? ¿Cómo podemos superar las fisuras culturales y religiosas de la humanidad?

Este fue el punto de partida de su ‘Proyecto Ética Global’ (1990). Profundizando en el ecumenismo en 1993, Küng redactó la ‘Declaración sobre Ética Global’ para el Parlamento de las Religiones del Mundo en Chicago.

En 2001 se dirigió a la Asamblea General de las Naciones Unidas, y fue autor del ‘Manifiesto por una ética empresarial global’. Su vida, como teólogo, ha sido una incesante lucha interior. Porque ha querido ser fiel a la fe y a la tradición de la Iglesia, y ser fiel igualmente a la cultura, al pensamiento y a las necesidades de nuestro tiempo. Ahora bien, mantener el debido equilibrio entre estas dos fidelidades, eso se dice pronto. Pero mantenerlo hasta sus últimas consecuencias, siendo fiel a su conciencia y fiel a la Iglesia, entraña un heroísmo que solamente lo puede comprender quien lo ha vivido. Se alegró cuando el Papa Francisco le escribió un «saludo fraternal» desde Roma y se preparó a conciencia para su propio fallecimiento.

*Licenciado en Ciencias Religiosas