La luna llena y la subida de la marea hizo que por fin flotara el Even Given después de muchos díastrabajando contra reloj tras una tormenta de arena y un golpe de viento que lo habían encallado. Ni una mosca pasaba por el Canal de Suez. El tráfico marítimo paralizado con efectos en el mundo entero. Cuando veía imágenes me parecían imposibles de creer. ¿Como dar crédito a una cosa tan absurda y que hubiera ocurrido así de golpe? ¿ Nadie tenía previsto algo semejante? Mi estupor crecía con cada imagen y me quedaba helada al ver las ineficaces grúas liliputienses al lado del gigante.

Eso me recordó ‘Los viajes de Gulliver’ y cómo me gustaba ese libro aún sin saber que tras aquel relato y el dibujo del capitán atado con mini cuerdas y estacas en una playa, rodeado de seres minúsculos, se escondía una sátira en toda regla sobre cosas que ahora entiendo de verdad. Que cuando todo empieza a ir mal, todavía puede ir aún peor; que los gobiernos son casi todos iguales; y algo tan de moda como las consecuencias del politiqueo barato y la corrupción de los humanos... ¿Nacemos o nos hacemos corruptos? Ahí lo dejo.

Ni remolcadores que tiraran de la proa y de la popa, ni dragar la arena y el barro para ganar profundidad, ni aligerar la carga y el combustible. Los operativos solo han funcionado cuando la luna y la marea han contribuido a sacarlo a flote, como antes lo encallaron el viento y la arena. ¿No les parece revelador ? Hay cosas que los humanos no podemos dominar.

El domingo llegó el primer buque a Algeciras y el martes a Valencia, uno solo con 2.300 contenedores, todo después del colapso histórico, del golpe mortal al comercio mundial en tiempos de pandemia, con efecto dominó en la economía por el machetazo a la cadena de suministro global. Puertos sin actividad, buques desviados, bloqueo de mercancías, barcos atascados, rutas larguísimas alternativas, bordear África como si nada, falta de suministros en sectores cruciales... Pérdidas y más pérdidas que ya se han calculado tan millonarias como históricas.

Y ahora viene Gulliver y nos recuerda que aún puede empeorar la cosa cuando las miles de aseguradoras implicadas rehusen todas, todos los siniestros en cadena. Si no es posible arremeter contra la tripulación y achacar el tema a un fallo humano, o incluso mecánico, lo que al menos tendría la ventaja de cargar el mochuelo a una sola aseguradora, se avecina la madre de las contiendas judiciales en el mundo asegurador. Solo tengo claras dos cosas: que todo puede pasar en la vida y que si hay varios seguros, ninguno quiere pagar.

*Abogado