María Isabel Campuzano es la flamante consejera de Educación de Murcia. Expulsada de Vox (que ya es decir) apoyó al actual presidente de la Comunidad de Murcia en la reciente moción de censura que le prepararon PSOE y Ciudadanos. Y como todo tiene un precio, y la lealtad en política parece que también, a María Isabel la premiaron con una consejería. El caso es que María Isabel, desde esa prepotencia que le da a seres mediocres tener algo de poder publicó un manifiesto con sus ideas para Educación. Y los mismos profesionales a los que se dirige, sin entrar en el fondo del asunto, sí han entrado en la forma, y le han encontrado tantas carencias que la han suspendido. Además lo han publicitado, para gran regocijo de los que escribimos hasta los acentos en los mensajes de whatsapp. Pero a mí lo que me preocupa no es el nivel de algunos políticos. A mí me preocupa la baja exigencia que tenemos los propios ciudadanos a la hora de votarles. Porque si nos da igual que Toni Cantó (otro ser humano brillante, honrado y luminoso) esté en un partido o en otro, porque igual votaremos al PP de Madrid, es que nos da igual quién gobierne nuestra vida. Se nos ha olvidado la importancia de nuestro voto. Deberíamos exigir que en las listas, ya que son cerradas y no podemos opinar, vayan profesionales cualificados, personas de honradez probada y capacidad para tomar decisiones coherentes y sensatas, que para ello cuentan con un cuerpo de funcionarios en el que apoyarse. Pero no, junto a políticos honestos nos colocan tránsfugas, analfabetos funcionales y gentuza diversa, y votamos igual. Pues mira, culpa nuestra si luego sale lo que sale.

* Periodista