En nuestra ciudad desde marzo del pasado año, fecha en la que se declaraba el estado de alarma, no es que hayan venido las cosas torcidas, es que no tenemos referencia, en esta etapa democrática, de una crisis humanitaria, social y económica de la dimensión de la provocada por la covid 19. De modo que solo podemos reunir aprendizajes de lo vivido desde hace ya un año para salir de ella y enfrentar el futuro. Y cuando no se tiene referencia, ¿qué se hace en las casas de la gente trabajadora? Si se puede, se trabaja el doble y, además, se aprende de la experiencia.

La pandemia no ha llegado a su fin y, de momento, los datos son dramáticos. Se ha llevado por delante la vida de más de 850 vecinos y vecinas de nuestra provincia, hemos visto colas del hambre en los bancos de alimentos, han aumentado exponencialmente las personas que han precisado de ayuda para cubrir sus necesidades básicas, se han perdido más de 30.000 puestos de trabajo en la provincia y se han declarado en quiebra definitiva más de 20 empresas en la ciudad, que podían haber sido muchas más si no llega a ser por el Gobierno Central que impulsó los ertes y las ayudas frente a los despidos.

Y ante un panorama tan negro, ¿qué ha hecho el gobierno local?. Pues el alcalde se ha permitido el lujo de dejar sin ejecutar 122 millones de euros en inversión para nuestra ciudad, que hubieran creado no menos de 3.000 puestos de trabajo durante un año a jornada completa y que supone una pérdida sangrante siempre y más en los tiempos que vivimos. Eso sí, ha pagado puntualmente 25,1 millones a los bancos.

En términos generales, contando con capítulos como el de personal que se cumple sí o sí, ni tan siquiera han ejecutado, en referencia al gobierno municipal, el 60% del presupuesto del año 2020 o, lo que es lo mismo, nada menos que 217 millones de euros. Y no sirve que para todo pongan de excusa la pandemia porque, precisamente, durante el estado de alarma podrían haber utilizado herramientas para ejecutar ese dinero, como el anticipo de caja o la contratación de emergencia, y no sabemos si por desconocimiento, por incapacidad o por cobardía, no las han utilizado. Y, mientras, la gente cerraba sus negocios, perdía su trabajo o tenía que solicitar ayudas para cubrir sus necesidades básicas.

Pero, esto, ya sabíamos que podía pasar. El presupuesto del 2020 se aprobó a mediados de abril, en pleno estado de alarma y durante la primera ola, y ya advertíamos que era un presupuesto que no reflejaba la situación por la que estábamos atravesando. No tenía sentido que de repente les entraran las prisas, en referencia a PP y Ciudadanos, por aprobar un presupuesto mentiroso, que iba a precisar multitud de enmiendas para dar respuesta a los problemas de la gente. Como ejemplo, el Imdeec que contaba inicialmente en el capítulo 4, a través del cual se vehiculan las ayudas y subvenciones al tejido empresarial, con un presupuesto de 1.850,000 € y, al final, han terminado gastando, que no cobrando aún, más de 4,6 millones de euros. Es perverso saber que puede hacer algo por la ciudadanía y no lo hace o que puede tomar decisiones y nos las toma, en referencia al alcalde.

Eso sí, tomó la decisión de hacer campaña contra el Gobierno central, porque le parecía mal no poder dar uso al superávit del 2019 con las reglas que su propio partido impuso en 2012. El Gobierno central respondió y el Sr. Bellido desde septiembre ha podido disponer de ese superávit pero, al relajarse las reglas, se relajó también el Gobierno municipal, por lo que no han sido capaces ni de culminar las inversiones más sencillas como por ejemplo la compra de autobuses más sostenibles.

Y llegamos al 2021 sin tan siquiera una propuesta de presupuesto para este año, y vamos para primavera. ¿Y cuáles son las consecuencias para la los vecinos y las vecinas de Córdoba? Primero, lo que se prorroga a 1 de enero es el presupuesto 2020 original, la foto de abril sin enmiendas, aquel presupuesto prepandemia que no responde a las necesidades de la ciudadanía. Segundo, es imposible, hasta que no se incorporen los remanentes del año anterior, dar curso a ningún proyecto de inversión, poner en marcha cualquier tipo de subvención o convenio o licitar un servicio para que concurran las empresas de nuestra ciudad. Estamos en standby, en punto muerto, en un momento dramático para nuestra ciudad. 

Y, lo que vislumbramos para 2021, visto los presupuestos que han presentado en los organismos y empresas municipales, es que desgraciadamente no han aprendido nada de todo lo vivido. Esperábamos que al menos reflejaran el incremento o la reducción de las partidas en función de lo que se ha precisado, por ejemplo respecto a las ayudas a las empresas y personas autónomas, pero no, ni eso. 

La falta de liderazgo del Sr. Bellido ha facilitado que el gobierno municipal se haya dedicado a pelear cada cual por las partidas de su reino de taifas y que hasta mediados de febrero no tuvieran ni quiera un acuerdo entre PP y Cs. Fue entonces cuando se sentaron con la ultraderecha, sus socios naturales, cercenando la posibilidad de presentar propuestas al resto de los grupos políticos, que no podremos hasta que aprueben el anteproyecto en JGL, es decir, hasta que sea público y prácticamente inamovible. 

Eso será en el mejor de los casos mañana viernes, tras lo cual el Consejo Social tiene un mes para emitir un informe preceptivo. Será entonces cuando podrá debatirse y aprobarse el proyecto de presupuesto provisional, porque el definitivo no podrá ver la luz hasta aproximadamente un mes más tarde. En resumen, en este segundo año de pandemia no podremos disponer de presupuesto hasta mediados de mayo.

Y durante el tiempo que resta hasta esa fecha, volverán las prisas. Nos dirán que llegan tarde y apelarán a la responsabilidad que ellos y ellas no ha tenido con la cuidad, y nos obligarán a presentar enmiendas en tiempo récord. Y una vez más responderemos y, a pesar de todo, habrá propuestas por parte de nuestro grupo político, que irán hacia un modelo de ciudad que se centre en que todas las personas que viven en Córdoba tengan las necesidades cubiertas, que se promueva el empleo de inclusión, porque la gente necesita trabajar, que defienda a las empresas y a las personas autónomas cordobesas, así como al comercio de cercanía, y que todo esta recuperación potspandemia sea lo más rápida posible. Porque somos gente trabajadora y estamos dispuestas a trabajar el doble y a aprender de la experiencia.

* Viceportavoz del grupo municipal de IU