El establishment político y mediático de ambos lados critica a Casado por abandonar Génova, entre otras cosas por el halo de espiritismo del asunto, pero ¿quién ha dicho que el espiritismo no funcione a veces? Esas paredes, aparte de haber sido construidas en negro, son testigo de oscuros secretos, incluidos los de Estado, y entre tanto fantasma ¿puede uno trabajar en paz? El propio González dejó un día Ferraz y montó un despacho en Gobelas. Si Casado quiere romper con el pasado e iniciar nueva vida necesita una casa libre de adherencias ectoplásmicas. Otros dicen que no es el momento, con el agua de la riada catalana a la puerta, pero ¿no es justo ese el momento de irse?, y además ¿no recurre uno a los conjuros justo cuando todo lo demás no funciona?

Que tire la primera piedra el que no haya rezado nunca a San Cucufato, cordel en mano, cuando ha perdido algo. Y aparece, coño.

* Periodista