Parece que cuando todos estemos vacunados habrá pasado totalmente el problema del dichoso virus. Y no es cierto: según se dice habrá probablemente que vacunarse de nuevo cada año, para adecuarse, como con la gripe, a las sucesivas mutaciones del virus.

Propugné en un artículo aquí mismo hace poco, que el Gobierno invirtiera en I+D para potenciar la vacuna española del CSIC, cuyas características y fiabilidad parecen magníficas, y que por falta de medios económicos va a aprobarse con mucho retraso.

Mi buen amigo Manuel Torres Aguilar alababa este brindis al sol, con su habitual inteligencia, que le agradezco. A ver si nos hacen caso... Ahora bien: cuando todo el mundo esté vacunado, habrá probablemente una carrera entre todos los países por obtener una vacuna fiable, que se pueda administrar anualmente.

¿Por qué entonces no se encuentra aquí otro argumento importante para ayudar a la vacuna del CSIC? Ahorraríamos costes y conseguiríamos autonomía sanitaria. Y los beneficios económicos de la vacuna se quedarían en nuestro país. Y ayudaríamos a la ciencia española, rica en inteligencia y falta de recursos económicos. Todo ello en la línea que he venido defendiendo aquí: autonomía económica frente a globalización, en la medida en que se pueda; y defender lo nuestro, que es valioso y es nuestro.

Creo que esto sería menos costoso y menos lamentable que tener que invertir, a la postre, en la carrera por las siguientes vacunas internacionales, y por supuesto en los costes sanitarios consiguientes a la nueva expansión de la enfermedad. Habría además una interesante oportunidad comercial para la marca España, a la que también defendí aquí, por encima de las hipócritas alharacas.

Invertir también en reforzar el tejido sanitario de atención primaria, que está cargando con todo el peso de la crisis, y en el que no se renuevan las bajas.

Claro que yo no soy médico, sino escritor, y escritor de provincias, como siempre quise serlo y a mucha honra. Pero hay cosas que a veces los políticos no parecen ver, obsesionados con el cómputo de votos posibles, cuando esos votos posibles se obtienen de modo mucho más natural y civilizado, no en las infantiles grescas habituales del congreso, sino en el rendimiento de cuentas a la ciudadanía, que no es tonta, y sabe discernir cuando alguien se ocupa de las cosas que verdaderamente importan.

Porque, al paso que vamos, las próximas vacunas las tendremos que comprar, obligatoriamente y por monopolio, por deslocalización, en los bazares chinos...

* Catedrático de universidad y escritor