Dicen que así dijo don Juan Carlos a don Jordi, cuando aquello del golpe de don Tejero o así, para don Juan Carlos calmar a don Jordi o así, que llamó todo acongojado con el miedo de que don Tejero le fuese a quitar la butifarra y la crema catalana, que ya se estaría planeando (don Jordi o así). Yo no estuve, claro, pero fue así. Así que tras casi cuarenta años así, seguimos así, es decir, tranquilos, jordis, ¡y a trincar! Tranquilos y paciencia. ¡Qué le vamos a hacer! Nos tejemos una historia así de tener que aguantar así a estos señoritos nacionalistas o así, siempre con su matraca de que son independientes o así. Ya vamos para cuatro siglos, y lo que te rondaré, moreneta, y lo que te bailaré, sardaneta. Lo llevan en sus genes, y no por nacimiento, sino por adopción: jugar a independientes para sacar tajada en todas las matanzas y pescar en todos los ríos revueltos. ¡Qué le vas a hacer! Es este forúnculo que nos salió en sálvese la parte del caganut. Todos los que practicamos algún deporte de combate sabemos que el que amaga no golpea, que todo es pura pose de músculos y guantes. Les pasa como a tantos aquellos, ahora abuelos papanatas, que entonces jugaron a revolucionarios y gritaron para construir su comodidad burguesa. Lo de siempre: gesticular de bufones, pero a vivir como lo que son de verdad. A esto se reduce toda esta alaraca nacionalista. Viven de eso, y dejarían de vivir si se tuviesen que costear la fiesta que otros les pagamos y aguantamos el ruido. Así que, tranquilos, jordis, no pasa nada; todo es un estrado al que subirse para largar vaciedades, porque la masa oye pero no escucha, mira pero no ve, aplaude pero no piensa, grita pero se calla, y camina pero se sienta, y se conforma con que la lleven al redil. Sólo se trata de eso siempre. Lo siento, porque seguiremos y seguiremos, generación tras generación, con lo que heredamos de nuestros antepasados y legaremos a nuestros descendientes: esta gallofa continua, este coro de grillos y de urracas, mentirosos, sandios, que sólo trabajan para salvarse ellos, porque para ellos la patria es sólo la palabrería con la que explotar al pueblo. Abajo y arriba siempre estarán los mismos. El problema es que les hacemos caso. Así que, de nuevo, tranquilo, Jordi, ¡y a seguir trincando!.

*Escritor