El retraso de los proyectos «de ciudad», o simplemente de cierta importancia, es uno de los más grandes hándicaps que ha vivido la ciudad de Córdoba en las últimas décadas. Programadas con entusiasmo y publicitadas por las autoridades hasta la exasperación , muchas iniciativas han ido languideciendo, o han encontrado escollos inexplicables, hasta que se han convertido en mantras reiterados y finalmente en un motivo de decepción y desánimo para la sociedad. El que esta situación se dé en otras capitales -basta con repasar periódicos locales- no quita su efecto negativo para Córdoba, pues es sabido que la ilusión colectiva es un potente motor para el progreso, y perderla abre espacio a la indiferencia y la desidia.

En menos de dos semanas, noticias de relevancia contribuyen, en medio de la incertidumbre y la preocupación generada por la pandemia del coronavirus, a inyectar algo de optimismo entre los cordobeses. Las dos noticias favorables provienen de la misma fuente, el Ministerio de Defensa. Y suponen la posibilidad, o la oportunidad, de desbloquear proyectos varados en el tiempo. Así, la decisión de instalar en Córdoba la base logística del Ejército de Tierra supondrá, si se lleva a cabo según lo previsto, dar sentido y enfoque a un proyecto de ciudad logística que, aunque meridianamente claro en su teoría y cualidades, no terminaba de arrancar. Quizá sirva también para desbloquear otras tareas que arrastran largos años de debate, como la ronda Oeste o el uso del Aeropuerto.

La segunda nueva de interés ha sido la decisión del Ministerio de Defensa de desafectar la consideración de bien de dominio público para las Caballerizas Reales, comunicada por el Ayuntamiento el jueves pasado. El histórico inmueble pasará a ser bien patrimonial, lo que permitirá al Consistorio llevar a cabo la expropiación forzosa y conseguir la titularidad del mismo. Una expropiación forzosa que está, por otra parte, conveniada con Defensa, para que el precio a pagar sea el ajustado a una valoración técnica imparcial. Los presupuestos municipales han reservado 3,1 millones de euros para este fin.

Se abre la puerta a que Córdoba sea propietaria de las Caballerizas Reales a finales de este mismo año. El acuerdo, alcanzado por el actual equipo de gobierno municipal, ha sido trabajado por distintas corporaciones anteriores, desde que en el año 2002 se acordara con el ministerio la cesión temporal de las instalaciones a la ciudad. En el 2019, la corporación presidida por Isabel Ambrosio se acercó mucho a la consecución del objetivo, y, tras nuevas situaciones negociadoras, ha sido el equipo del actual alcalde, José María Bellido, el que ha dado el paso decisivo.

Córdoba tendrá a su cargo otro gran complejo monumental, cuya fecunda historia ha estado ligada siempre al caballo, desde que Felipe II decidiera en 1570 construir en Córdoba unas caballerizas para la cría de sementales que originaron la raza del pura sangre español o caballo andaluz. Largos siglos de historia han transcurrido, y el Ejército español es el titular del edificio desde 1866. Aquí estuvo el depósito de sementales hasta que, con gran disgusto de los cordobeses, se decidió su traslado a Écija en 1995. Los caballos volvieron en el 2003 de la mano de Cabalcor, y es Córdoba Ecuestre, la asociación sin ánimo de lucro, la que gestiona actualmente el edificio, en el que exhibe su espectáculo ‘Pasión y duende del caballo andaluz’.

La cesión a la ciudad es un gran premio que conlleva una enorme responsabilidad. El Ayuntamiento deberá decidir los usos de este inmueble, calificado como Monumento Histórico Nacional desde 1929, y extremar el cuidado en el modelo de gestión para preservar su carácter público. Es razonable que se dedique al mundo del caballo, pero tampoco es mal objetivo el de añadir alguna otra actividad ligada a la cultura y el turismo, que permitiría un fluido intercambio entre las personas y actividades de mundos distintos que allí puedan confluir, pues preservar su carácter abierto también es importante. Que sea una sala de exposiciones u otra actividad deberán decidirlo personas con independencia de criterio y conocimiento profundo del edificio y su significado, pero es evidente que la nobleza de las Caballerizas Reales exige unas miras elevadas. Resulta extraño que, después de tantos años de porfía para conseguir el edificio, todavía no estén perfilados del todo su futuro uso y organización, pero tiempo hay para hacerlo bien.

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