Una joya para la salud. Es el título de un artículo que publiqué el 7 de marzo de 1999 en el CÓRDOBA. Estuve en Mónaco como jurado de unos premios sobre documentales informativos. Una tienda de productos ‘delicatessen’ situada junto a una joyería de lujo, muy cerca de una farmacia espectacular, exhibía en su escaparate una botella de aceite de oliva. Pensé que aquella botella de diseño expuesta con mucho arte, era una joya para la salud ya que contenía aceite de oliva virgen. Y rememoré la época de nuestras abuelas que consideraban el aceite de oliva como una medicina natural. Pero no sólo eso, Gabriela Mistral en su ‘Elogio del aceite’ lo describe «ni dulce ni salobre, como la sabiduría». ¿Hay algo más natural, más del campo y por lo tanto más noble que un olivo de cuyas aceitunas se extrae aceite virginal? Gracias a los resultados del Estudio Predimed que coordinaba desde 2003 el profesor Ramón Estruch, se ha confirmado de una manera científica que el aceite de oliva virgen, previene al organismo de contraer enfermedades crónicas. Por eso situar al aceite de oliva en el recién implantado etiquetado nutricional Nutri Score, no precisamente en el lugar que le corresponde por todo lo dicho más arriba, es un error que es necesario corregir. No basta con lo ahora aprobado por el ministerio de Consumo: excluir a los aceites nacionales del Nutri Score. Es imprescindible excluirlo de los aceites extranjeros. Como ha dicho José Manuel Bajo hay que seguir luchando para que a nuestros aceites se les sitúe con la máxima calificación nutricional de la Dieta Mediterránea.

* Periodista