La realidad en la que se encuentra Andalucía, transcurridos dos años de gobierno de las derechas, está poniendo de relieve la conveniencia de no demorar en el tiempo la necesaria reflexión y el obligado debate en el PSOE regional sobre la oportunidad que tiene el socialismo andaluz de liderar los cambios que la Comunidad Autónoma de Andalucía está llamada a abordar.

Si mi condición de alcalde me hace ver y pensar que los responsables públicos no debemos dedicar en estos momentos tiempo ni fuerzas en otra cosa que no sea combatir a la pandemia y plantear soluciones para una salida rápida de la crisis económica en la que estamos, también me hace ver y pensar claramente que es una responsabilidad de los representantes políticos encontrar tiempo y dedicar esfuerzo para seguir construyendo futuro.

En Andalucía, han bastado dos años de gobierno de las derechas, coaligadas en sus tres versiones, para empezar a sufrir esa respuesta populista que exhibieron como reclamo electoral y cuyos efectos se están traduciendo en un aumento de la desigualdad social, en el deterioro de la sanidad y la educación públicas, en la ascendente mercantilización de los servicios a la ciudadanía haciendo de ellos negocio rentable para unos pocos. Han bastado dos años de gobierno para que en nuestra tierra se esté empezando a retroceder en derechos sociales.

Me resisto a aceptar que Andalucía continúe más tiempo en esta dirección y me identifico con quienes piensan que urge un cambio de rumbo que solo los andaluces y andaluzas pueden tomar a través de las instituciones democráticas. Y, para ello, creo también que es urgente un cambio en el PSOE andaluz si, desde la militancia socialista, se aspira a incorporarlo a los cambios que necesita Andalucía. Dicho de otra forma: hacen falta cambios en el PSOE de Andalucía para propiciar el cambio que en nuestra comunidad autónoma demandan los andaluces y andaluzas.

En mi opinión, nos estaremos equivocando, desde el propio PSOE, si el debate interno en torno a los cambios que ha de experimentar el partido lo hacemos pivotar en estos momentos sobre nombres de candidatos y relegamos a un segundo plano lo que ahora es más importante: preparar al Partido Socialista Obrero Español de Andalucía para liderar un proyecto bien definido que contenga la planificación de avances sociales en nuestra tierra dirigidos a un reforzamiento del estado del bienestar, de las garantías democráticas en las instituciones públicas, de las libertades individuales y colectivas, de la justicia social y de los principios de igualdad entre personas y de equilibrio entre territorios.

Entiendo que se equivocan quienes desde el seno del propio PSOE se postulan ya a candidaturas y a optar a liderazgos personales cuando la realidad exige el esfuerzo de toda la militancia para ofrecer a la ciudadanía andaluza el liderazgo del PSOE, un partido político que tiene en su esencia la facultad de sentirse identificado con la propia ciudadanía y en el que la ciudadanía se siente representada.

Aciertan quienes en estos momentos hablan en el PSOE de unidad, de integración en torno a un proyecto ilusionante donde, aunque las personas y los equipos son determinantes, ahora no está en la prioridad de la ciudadanía ni del partido el debate sobre el quién, sino sobre el para qué y el cómo.

La razón de ser del PSOE en Andalucía es ser útil a la gente y demostrar esa utilidad liderando los procesos de cambio desde las instituciones públicas. En este sentido, estoy convencido de que hay muchas razones para ser optimista.

* Militante del PSOE-A