En estos días en los que celebramos el éxito de la Constitución Española como fruto del consenso, del acuerdo y de la negociación, me gustaría reflexionar sobre lo que significa traducir estos términos a la realidad o, por el contrario, manosearlos en los discursos para dejarlos simplemente ahí, sin salir de la oratoria.

Queda muy lejos de este espíritu de consenso y de diálogo, que muchos verbalizan con su correspondiente golpe de pecho, lo ocurrido en el seno del Instituto Municipal de Artes Escénicas (IMAE) esta semana.

El hecho es objetivo. Como se ha publicado en todos los medios de comunicación y quedará también recogido en el acta de la sesión el IMAE rechazó el proyecto de privatización de los grandes conciertos del Festival de la Guitarra. Para entendernos, la idea era que la empresa que ganara el concurso gestionara y -lógicamente sacara beneficio- con la parte más jugosa económicamente de un festival que durante unos días coloca a Córdoba en el mundo como referente cultural, nada más y nada menos.

Lo que ocurrió en esa sesión, pero sobre todo lo que adivinamos que puedo pasar antes y lo que ha ocurrido después, es una auténtica patada al espíritu de diálogo, al consenso que debe reunir un cambio tan profundo sobre una de las señas de identidad de la imagen cultural de la ciudad.

Deberían haber sonado todas las alarmas del funcionamiento democrático de nuestro Ayuntamiento cuando tres de los cuatro consejeros independientes en el marco de este consejo rector, tres profesionales de la cultura designados por el propio gobierno de José María Bellido, han decidido dimitir de sus cargo tras votar en contra de esta decisión. Los términos que se oyeron en la sesión fueron demasiado gruesos como para hacer 'borrón y cuenta nueva' , como para hacer que no ha pasado nada.

Cuando un gobierno no tiene la mayoría, una situación que cada vez será menos usual en el panorama político a todos los niveles, su táctica debe pasar por el diálogo, por el consenso, por la escucha de todas las sensibilidades. Poner contra las cuerdas a profesionales del mundo de la cultura para obtener el visto bueno a una privatización que no era necesaria y que se ha ido gestando a hurtadillas es muy grave. ¿Para qué se eligen a los expertos que nos ayuda a tomar las decisiones correctas en las empresas y organismos públicos? ¿Para que aplaudan cada una de nuestras propuestas? ¿Hemos entendido y respetamos el sentido democrático de incorporar a profesionales a los órganos de decisión?

Como hoy, llovía sobre mojado con este tema. La huida hacia adelante, sin pararse a escuchar otras opciones, después de la negativa del Pleno del Ayuntamiento manifiesta, además de una torpe soberbia política, muy poco respeto por las reglas de juego democráticas, esas de la que presumimos y celebramos estos días.

Que el Festival de la Guitarra se quede en Córdoba me parece una buena noticia. Que mantenga su esencia y su singularidad, también lo es. Que el alcalde traslade todo el énfasis que había puesto en esta privatización en reforzar el IMAE o al menos inicie un nuevo diálogo para trabajar desde el consenso por mejorar el Festival de la Guitarra es, según parece, una utopía democrática.

*Portavoz del grupo municipal del PSOE en el Ayuntamiento de Córdoba