Ya se ha presentado el proyecto de Ley del Presupuesto para Andalucía de 2021 -hoy tendrá lugar el debate de totalidad en el Parlamento de Andalucía--, y al igual que en caso estatal ya se deja entrever por dónde irá la planificación de los ingresos y gastos en nuestra región. Por suerte a este Presupuesto no le han puesto ninguna coletilla absurda que sirva para despistar, aunque de nuevo se presume de haber realizado unos presupuestos con un marcado carácter social y que permitan una recuperación económica sólida. Esto último ya sabemos que no es del todo cierto, ya que para eso se ha de apostar previamente por tener un tejido productivo sólido, diversificado y basado en actividades que generen valor añadido, así que en principio vamos a ver si tenemos simplemente recuperación económica y luego ya vemos...

Pues bien, los gastos aumentan un 3,7% respecto al año previo, lo que supone unos 1.400 millones de euros más, con un gasto total que alcanza los 40 mil millones de euros. Y, de nuevo, hay que preguntarse en qué se van a gastar ese dinero. Algo más del 55% va a educación, sanidad y políticas sociales, sobre todo por el refuerzo de plantillas que, como se está viendo, es insuficiente, pero algo es algo. De hecho, de ese 55%, la mayoría va a parar a sueldos y salarios de profesionales sanitarios y profesores por lo que la inversión va a ser escasa. Eso sí, a nivel autonómico hay que agradecer que hayan congelado el sueldo a los cargos de confianza y asesores, así como que no los aumenten en número. No obstante, siempre que veo los presupuestos andaluces pienso en el despilfarro de recursos en redes clientelares y una administración paralela que el PP y Ciudadanos no ha desmantelado ni mínimamente, aunque lo anunciasen a bombo y platillo. También se ha creado, de forma acertada, un fondo de contingencia, para contratiempos vinculados con el covid; aunque lo que no es tan acertado es entregarle al SAE 115 millones de euros más para acciones de fomento de empleo cuando se sabe de su nula eficiencia y la necesidad de reformar dicho organismo.

Algo parecido sucede con la inversión. Obviamente, que Andalucía necesita inversión productiva y ayuda urgente a sus pymes y autónomos no hay quien lo discuta, y el aumento de esta partida en casi un 7% puede ser una buena noticia. Así, prevén aumentar tanto las subvenciones a empresas como las inversiones directas de la Junta, pero la cuestión es la de siempre: ¿cómo y en qué? La respuesta a estas preguntas, adelantada en parte ayer con la firma del plan de ayudas a pymes y autónomos, es lo que va a provocar que nos recuperemos mejor o peor de la severa crisis económica que vamos a tener el próximo año, y generalmente las inversiones no suelen ser tan productivas como se desearía, ya que, en muchas ocasiones, siguen criterios electoralistas, o incluso de amiguismo, más que de eficiencia económica; así que siempre hay duda de su resultado real. Además, se está hablando de la integración de aspectos medioambientales en las empresas, cuestión muy relevante, pero ¿ahora? De hecho, ahora mismo el objetivo más inmediato es salvar a empresas viables que por la crisis del covid van a la quiebra. No podemos permitirnos destruir más empresas y con ello más empleo.

Todo lo anterior son los gastos y lo que sigue es preguntarnos cómo se financian. El Gobierno andaluz el año pasado consiguió equilibrar el presupuesto, algo muy positivo, y parece que para el 2021 también es un objetivo. Para estimar los ingresos, hacen unas previsiones de caída del PIB andaluz para este año del 11,4%, yo diría que bajas, y un crecimiento para el próximo año del 7%, algo más realista. No obstante, esto no tiene tanta relevancia como a nivel estatal, ya que los ingresos de las CCAA vienen fundamentalmente de los fondos aportados por el Gobierno central y, además, entre los ingresos en Andalucía no se han incluido algunas ayudas del Mecanismo de Recuperación de la UE que pueden compensar las previsiones erróneas. Igualmente, han anunciado una reducción del tramo autonómico del IRPF, que quizás pueda compensar parcialmente las subidas de impuestos desde el Gobierno central, aunque es difícil que se aumente la recaudación a través de este impuesto como en el año 2019 debido al aumento que va a haber del desempleo. De modo que, al menos, no son unos presupuestos descabellados, que como está el patio parece ser mucho.

* Profesora de Economía financiera, Universidad de Córdoba

@msalazarord