El 24 de octubre, el papa Francisco recibió al presidente Pedro Sánchez, en un encuentro en el que se produjo algo novedoso: un discurso público del Papa de hasta nueve minutos ante el jefe de Gobierno de un país, España, en el que ofreció lo que quizás podemos denominar como «un curso exprés de buena política». Sobre todo, teniendo en cuenta que no es habitual que tome la palabra ante un jefe de Estado o de Gobierno después de una cita privada. Pero, a Francisco se le podría aplicar el popular dicho español de que «no da puntada sin hilo», es decir, que cualquier gesto de este Papa, incluso los aparentemente espontáneos, responden a una lógica personal muy meditada y pensada en todas sus consecuencias. Ello denota su conocimiento detallado de la actualidad española, teniendo en cuenta que el encuentro tuvo lugar en la misma semana en la que el Congreso de los Diputados vivía la quinta moción de censura de la democracia. Sin cometer injerencia alguna en cuestiones internas, su meditación en voz alta se entiende como el reflejo de una honda preocupación de Francisco por la crispación y la polarización partidista que vive nuestro país, lo que le llevó a dejar fuera de plano toda mención pública a las relaciones Iglesia-Estado, temas locales susceptibles de abordar a puerta cerrada. El texto completo publicado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, podemos resumirlo en este decálogo: «Primero, la política no solo es un arte, sino que para los cristianos es un acto de caridad, ennoblece y muchas veces lleva al sacrificio de la propia vida. Segundo, el político tiene entre sus manos una misión muy difícil, con tres canales, digamos así: para con el país, para con la nación y para con la patria. Tercero, tiene la misión de hacer progresar el país; de consolidar nación, y de hacer crecer la patria. Cuarto, consolidar el país, la nación y la patria supone dificultades de entendimiento de derecho, de la justicia, de hacer que todo sea más fuerte. Quinto, para mí, subraya el Papa, lo más dificil de lo político es hacer crecer la patria, porque siempre se encuentran como coartadas, disfrazadas de modernidad o de restauracionismo. Sexto, hemos de aprender de la historia que las ideologías sectorizan, deconstruyen la patria, no construyen. Séptimo, es muy triste cuando las ideologías se apoderan de la interpretación de una nación, de un país y desfiguran la patria. Octavo, me viene a la memoria en este momento, dice el Papa, el poema de Jorge Dragone: ‘Se nos murió la patria’, el requiem más doloroso que yo he leído. Noveno, agradezco a usted, señor presidente, su visita. Me gratifica mucho y les pido por favor, que recen por mí. Décimo, y los que no rezan, porque no son creyentes, al menos mándenme buena onda, que me hace falta. Muchas gracias».

El Papa compartió sus inquietudes y en manos de su interlocutor está a partir de ahora acoger o no lo escuchado. Con España situada como la economía del mundo más golpeada por la pandemia y el creciente descrédito de la clase politica ante la opinión pública por su gresca constante, Francisco le ofreció a Sánchez contemplar un horizonte mayor que el de la inmediatez electoralista, la aprobación de los presupuestos, tener contentos a sus socios de investidura o sacar adelante su plan de reformas. Y es que la «vía del liderazgo estilo Bergoglio» pasa por la cultura del encuentro, la fraternidad universal y la amistad social. No por la vía del rencor, del favoritismo y de todas las clases de injusticias.

* Sacerdote y periodista