Para mí resulta increíble que se le puedan llamar presupuestos sociales a lo que ha propuesto el Gobierno y más increíble resulta, aún, que haya personas que se lo crean y hasta medios de comunicación que los defiendan. De hecho, en La Sexta he visto cómo afirmaban que eran unos presupuestos sociales que aumentaban los impuestos a los ricos y a las empresas del Ibex. Nada más lejos de la verdad y, de nuevo, absolutamente increíble la constante manipulación y desinformación mediática a la que estamos sometidos. ¿Dónde están hoy en día los análisis serios y rigurosos con una información veraz? Esto no pinta bien en ningún aspecto.

Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) se diseñan a partir de una planificación de ingresos y gastos, es decir, no puedes decir cuánto te vas a gastar si previamente no tienes una idea de cuánto vas a ingresar. Lo que ingresa un Estado depende de los impuestos y del crecimiento económico, es dinero que nos quita a los ciudadanos y, por tanto, todo depende de cuánto dinero tengamos. Cuanta más actividad económica, recaudas más impuestos, porque hay más producción por parte de las empresas, más trabajo para los asalariados y autónomos y más transacciones o compraventas. Pues el actual Gobierno parece desconocer esta relación.

La previsión de ingresos realizada por el Gobierno para los PGE es absolutamente irreal, vamos que no hay quién se la crea (la Unión Europea tampoco se la va a creer); y ¿por qué es irreal? Ellos dicen que el PIB va a caer un 11,2%, mientras que el Banco de España se va al 12,6%, cifra similar a la establecida por el Fondo Monetario Internacional que la aumenta hasta el 12,8%. Se puede pensar que tan solo hay una diferencia de 1,4 puntos porcentuales, pero si lo calculamos en función del PIB del año 2019 estamos hablando de 17 mil millones menos. Algo similar pasa con la proyección del PIB del 2021, tan solo el Gobierno da un crecimiento del 9,8%, y que nadie se equivoque que este crecimiento se calcula con respecto a la caída del año 2020, por lo que ni siquiera recuperaríamos el PIB del 2019. El Banco de España dice que como máximo nuestro PIB-2021 aumentará un 4,1%, una pequeña diferencia de 5,7 puntos. A partir de aquí se sirve el primer desastre. Los ingresos están muy inflados y ni de broma se va a poder llegar a recaudar lo que el Gobierno dice, especialmente si se dedican a subir los impuestos a una clase media y a unas pequeñas y medianas empresas absolutamente asfixiadas, ya que, esta nueva subida impositiva solo va a lograr que se recaude menos.

¿Cómo puedo decir que se suben los impuestos a las clases medias y pymes y no a los ricos y empresas del Ibex? Esto tiene una sencilla respuesta. Se aumenta el IRPF, Sociedades, Patrimonio, Impuestos Especiales e IVA, y se crean o aumentan tasas y precios públicos. No sé ustedes, pero hay muchas personas con planes de pensiones privados para complementar su pensión pública, que tienen seguros personales, de coche o del hogar y que echan combustible a su coche, a lo que se une que las tasas a las transacciones financieras y a las tecnológicas las van a pagar los usuarios. Además, es el propio Gobierno el que estima que las rentas altas y grandes empresas pagarán tan solo unos 1.000 millones de euros (si no se van antes de España, claro) ¿entonces de qué bolsillo salen los restantes 5.000 millones que esperan recaudar? De modo que, ellos mismos saben y estiman que lo pagaremos las clases medias y las pymes; pero ¿qué es lo que vamos a pagar? Un total despropósito de gasto electoralista, que nos va a llevar a la quiebra al tener un aumento récord del gasto público que va a derivar en un aumento récord del déficit público. No hay política más «antisocial» que intentar quebrar un país, ya que, si el Estado quiebra se acabaron muchos servicios públicos y todas las ayudas sociales. Digo intentar porque todo el bienestar que nos quede va a depender de que el Banco Central Europeo nos siga comprando deuda pública para poder financiarnos barato.

En los PGE, no se reduce el gasto político, seguiremos con el Gobierno y el Parlamento nacional y los gobiernos y parlamentos autonómicos más caros de la historia de la democracia, no se reduce el gasto administrativo, de hecho meten como gasto en políticas sociales la subida del sueldo de los empleados públicos (que es una aberración, y lo dice alguien que se beneficia de ello), no se reducen subvenciones, dadas sin ton ni son a colectivos amigos como forma de voto cautivo, no se realiza ningún tipo de reformas estructurales, que mejoren la eficiencia de las administraciones públicas y disminuyan la burocracia en la que nos ahogamos los ciudadanos... Todo negociado para que País Vasco, Navarra y Cataluña (tres de las regiones más ricas de España) se lleven más que nadie. Lo llaman solidaridad.

* Profesora de Economía Financiera. Universidad de Córdoba