Era el día de la moción de censura. Félix esperaba dicho trámite parlamentario con sumo interés para saber a quién votar la próxima vez porque era un indeciso. Dos días antes ya comenzó a tener un picor en la garganta y esa noche se destempló. Y así la moción comenzó: a medida que iba trascurriendo, le estaba sorprendiendo que dicho acto fuera criticado por todos como inservible y sin embargo, estaba haciendo un tremendo favor a los que decían eso porque arrinconó aún más al partido promotor de ultraderecha, e hizo a la derecha española más alemana, algo que por muy celebrado que fuese, social e históricamente no era congruente pues mientras que para Merkel la ultra derecha es el nazismo y es muy normal que lo maldiga públicamente, para España la derecha actual emanaba de la dictadura franquista de la que, a su vez, emerge directamente esta democracia. Pero la realidad es que el Partido Popular se posicionó tan al centro que anuló completamente el sitio y sentido político de Ciudadanos invitándolo a la unión como solución a su peligro de desaparición. A su vez, el Gobierno, restableció las relaciones con la oposición, hasta el punto que propuso paralizar la reforma judicial que iba a ser unilateral. En esto, los nacionalistas se pegan el gustazo de dejar claro una vez más que no quieren formar parte del proyecto de España. Es decir, la supuestamente inservible moción de censura fue muy útil. Incluso, este desprecio de todos hacia Vox, a lo mejor lo hace pasar por víctima y dulcifica su imagen. Pero lo curioso es como fue afectando dicha moción en Félix porque cuando finalizó el primer día, su fiebre era de 38 y medio. Pero el, totalmente obsesionado con ver hablar a los líderes políticos parecía ajeno a sus dolencias. «Cuando termine, iré al médico». Y así llegamos al segundo día; más de lo mismo, sin restar ni un ápice de emoción en Félix. Se acostó con cierta sensación de ahogo. A la mañana siguiente, puso los informativos para comprobar las opiniones y ahí fue donde casi le faltó el aire. Fue al centro de Salud que le tomó las constantes, la fiebre y le examinó el pecho y a la vez le hizo la prueba del covid 19. A los diez minutos el diagnostico no dejaba lugar a dudas: tenía el virus habiendo sido los tres últimos días fundamentales en tratamiento precoz para que el virus no hubiera bajado a los pulmones. No había más remedio que trasladarlo al hospital. La doctora no entendía esa demora en ponerse en manos profesionales y le preguntó: ¿por qué ha tardado tanto en venir? Pues mire porque no me quería perder la moción de censura porque no tengo claro a quién votar. ¡Ay Félix!, esta moción no era para nosotros sino para ellos y encima le han robado un tiempo precioso que era de usted. Exclusivamente de usted.

* Abogado