Así podría resumirse el programa electoral del actual equipo de gobierno, en lo que respecta al Patrimonio Histórico de nuestra ciudad.

La gentrificación y la turistificación, es un proceso complejo que se da fundamentalmente en los cascos históricos de nuestras ciudades, y sobre todo en las de alto valor patrimonial, y que ha supuesto un cambio estratégico en la vida de las ciudades, y en las relaciones socioeconómicas de las mismas.

En nuestra ciudad, este cambio se viene produciendo de manera lenta y gradual, desde finales de siglo pasado. En el caso en concreto de Córdoba, nuestro casco histórico fue pionero en tener una legislación que protegía el ámbito residencial frente a otras circunstancias, se redactó y aprobó en 2003, el Plan Especial de Protección del Casco Histórico, (PEPCH), una visión de un casco “vivible”, se proyectaron, espacios públicos fundamentales para poder realizar la vida en el mismo, sin la necesidad de ir a la periferia de la ciudad, a pesar de la complejidad de actuar desde la planificación urbanística en un espacio histórico, se reservaron espacios para la sanidad pública, la educación, el deporte, centros cívicos, plaza públicas, parques ….

Pero Córdoba no era, ni es, una ciudad ajena a los procesos de gentrificación. Como indicábamos, en los últimos años hemos podido comprobar como un importante número de viviendas, donde convivían una o varias familias, han sido transformadas en viviendas turísticas, restaurantes, hoteles, apartamentos… expulsando a la población local, por una “no población”, como es especialmente apreciable, en el entorno de la Mezquita y que se está haciendo extensivo al resto del casco histórico.

Además, en el caso específico de Córdoba, con la gentrificación, corremos el riesgo de amenazar dos Patrimonios de la Humanidad, el del casco histórico, por la pérdida de sus valores originales al convertirlo en un decorado, y muy especialmente, el de los Patios, cuyo reconocimiento fundamental, proviene de la convivencia en los mismos entre los vecinos y vecinas que los habitan, y que hoy cada vez son menos.

Para solucionar este problema, y conservar un casco “vivible”, hay que tomar varias decisiones políticas de importante calado. Una de ellas, y quizás, la más importante es la modificación del Plan Especial de Protección del Casco Histórico, en el que se prohíba el cambio de uso, de habitacional a cualquier otro, protegiendo así la vivienda frente a los especuladores y los fondos buitre. En el mandato pasado se inició esta modificación e innovación del PEPCH, que debería de haber conllevado la suspensión de licencias por parte de la GMU, pero tanto el PP como el PSOE se opusieron a dicha medida, sólo tuvimos desde Izquierda Unida el apoyo de Ganemos, por lo que a pesar de seguir adelante la innovación no se pudieron suspender las licencias que a día de hoy se siguen dando de manera indiscriminada.

Finalizado el anterior mandato, nada se sabe de esa innovación. Pero si sabemos y conocemos las actuaciones y estrategia del equipo de gobierno con respecto al casco histórico, que por desgracia van en la dirección contraria a la propuesta de mantener y conservar un casco “vivible” para los y las vecinas de la ciudad. El actual gobierno municipal y sobre todo el Presidente de la GMU, está absolutamente entregado a los fondos de inversión, y especuladores. Hasta tal punto está desarrollando esta estrategia, que hoy la GMU, trabaja exclusivamente para ellos. Como ejemplos, las innovaciones en marcha, algunas de ellas rozando la ilegalidad como la del antiguo “Simago”, donde se le quiere dar al promotor hotelero una posibilidad de construcción superior a lo permitido por la norma urbanística vigente, basándose en un convenio urbanístico ya inexistente, veremos cómo y donde terminan cada una de las innovaciones iniciadas por la GMU en este último año.

O la última ocurrencia de dar manga ancha a los hosteleros para poner veladores en cualquier espacio de nuestro casco histórico, especialmente doloroso para la protección del mismo, es dejar que se instalen en el entorno de la Mezquita-Catedral, como se está haciendo en la Ribera, o en la Puerta del Puente, para muestra, la cafetería del Centro de Recepción de Visitantes, que por contrato público tiene prohibido la colocación de veladores, y allí están, ante el silencio de muchos y la inacción de las autoridades.

Además se hace desde una premisa falsa, “en este momento es importante que vengan más turistas, o que incluso se consuma más en esta zona por parte de los cordobeses y cordobesas”, es decir “aquí lo que importa es el negocio, lo demás es secundario”, conclusión errónea, “favorecer” a los hosteleros del entorno de la Mezquita-Catedral dejándolos poner veladores en ese entorno, es poner una vez más las luces cortas en gestión y fomento del turismo, y podrán favorecer a estos, (que estará por ver), pero perjudicando al resto de la ciudad, además del evidente atropello que supone al propio respeto del Patrimonio.

Tenemos una única y última oportunidad para conservar lo poco que nos queda de lo más preciado que nos dejaron nuestros antepasados. Nuestra cultura, nuestro Patrimonio, nuestra forma de vida está más que amenazada. Tenemos la obligación política de actuar como nos indica tanto la UNESCO, ICOMOS, y todas las organizaciones que velan por la conservación y respeto al Patrimonio.

Es una obligación moral y ética dejar a nuestros hijos e hijas una sociedad y una ciudad mejor de la que nos encontramos. En Córdoba se han hecho a lo largo de los años muchos esfuerzos para que esto sea una realidad, sigamos trabajando de manera colectiva por ello, merece la pena.