Dichosa expresión anglosajona que representa el mejor de los halagos o señas de admiración. Ser cool es una actitud hacia la vida que va más allá de ser listo, guapo, genuino, poderoso, respetado, transgresor..., está de moda y pretende ser el leit motiv de muchos, porque todo lo cool es lo más, aunque para unos y otros serlo, no responda a nada parecido.

Para Trump (ese que a su llegada al poder desconocía que Reino Unido es una potencia nuclear o que creía que Finlandia era parte de Rusia, así lo cuenta Bolton, su exconsejero de Seguridad Nacional, en sus memorias), invadir Venezuela era «de lo más cool», al considerar este país como «parte de EEUU».

En esta época covid, teniendo en cuenta lo que arrojan las últimas investigaciones, lo más cool va a ser tener el grupo sanguíneo 0, y no el A, porque disminuye en un porcentaje considerable el riesgo de padecer el coronavirus. Y en España, lo más cool consiste en dar la batalla. Cuanto mayor sea el grado de confrontación política que podamos generar, más puntos para convertirnos en el/la más cool. Que se lo digan a Abascal y Casado que andan tras la pista de Trump. Menos mal que en los últimos días las tornas están cambiando con mujeres como las populares Pastor o Gamarra, que apuestan por posiciones más moderadas y empiezan a desmarcarse de la voz de su amo, dando pasos hacia las manos tendidas y los pactos, en temas tan estructurales para el país, como la sanidad y la recuperación económica.

Y es que, como asegura la exvicepresidenta del Gobierno Sáez de Santamaría, «defender las convicciones no es obstáculo para ejercer la moderación en la forma, que es un buen instrumento para el entendimiento». Me apunto a este último tipo de cool-ture. ¿Y ustedes? H

* Periodista y profesora de universidad