En estos primeros días del comienzo a la vuelta a una ansiada normalidad en nuestras vidas, es conveniente meditar sobre lo que ha ocurrido y lo que en adelante nos espera. No vale pensar lo que en ocasiones críticas se dice de «que cualquier tiempo pasado fue mejor», aunque pensemos que el futuro será peor, tenemos que elevar nuestro optimismo y hacer que el porvenir nos sea favorable. Para ello hemos de ser conscientes de que ahora viene lo más difícil y que todos tenemos que trabajar mucho en conseguirlo.

Va a ser complicado después de haber soportado los fallos repetidos de un mando único que no ha sabido gestionar y que ha ido modificando continuamente su actuación a base de errores imperdonables que han causado mucho dolor y desolación. El pueblo español se ha visto desprotegido y en especial el personal sanitario que se ha encontrado indefenso y sin medios ante un peligroso enemigo desconocido, siendo muy lamentable el elevado número de sanitarios contagiados y fallecidos.

Esos profesionales que han frenado el avance del virus, a costa de su salud y de sus vidas, son ahora quienes tienen la responsabilidad de compatibilizar la atención a las demás patologías, que quedaron en suspenso durante el periodo álgido de la pandemia, con la continuación de la misma, ya que nos tenemos que convencer de que Esto no ha terminado, sino que por el contrario seguimos en peligro si no tenemos presentes algunas ideas básicas que todo español debe interiorizar y asumir. A partir de ahora, la ciudadanía, individualmente ha de responsabilizarse aún más para no volver atrás y que un rebrote de la pandemia sea todavía más calamitoso.

Debe quedar claro para el futuro, la importancia y el protagonismo que hay que darle a la Atención Primaria de Salud y a la Salud Pública, amén de la Educación Ciudadana, que exigirá un plus de responsabilidad y de concienciación individual y colectiva. Pero también es necesaria la aparición de líderes que sepan llevar a buen puerto esta desescalada y también los actuales deben hacer un ejercicio de humildad y de contricción, pedir perdón, reconocer los errores y ponerse de acuerdo todos los partidos políticos para ofrecer soluciones al pueblo, que sean reales y efectivas, lo que debe suponer, de entrada, un cambio en las estructuras de los poderes, tanto en sus funciones, como en su composición y número, así como una aproximación a la realidad social y económica de nuestro país y de sus ciudadanos para ser consecuentes con la misma.

Los medios de comunicación serán otro factor fundamental en el restablecimiento de la normalidad, tanto los establecidos formalmente, los más profesionales (prensa, radio, TV) como los informales y redes sociales. Hasta ahora, los mensajes emitidos no han colaborado en que la gente tenga una percepción de gravedad de la situación, lo que puede llevar a una pérdida de interés y abandono o relajación en las precauciones que se han de tener para no contagiarse. Si queremos salir bien parados, todos deben anteponer la ética y la responsabilidad a sus intereses particulares.

Veo oportuna la desescalada, aunque deberían dar mayor participación a los gobiernos autonómicos a la par que insistir en el cumplimiento de las medidas preventivas. El estado de alarma y privación de libertades no debería prolongarse más, ya que lleva a mayor enfrentamiento ideológico en la población, viendo cómo se están tomando decisiones que están en el límite de la legalidad y que afectan al futuro de todos.

Se puede seguir con el desconfinamiento progresivo, paso a paso, controlando contundentemente las medidas preventivas y abriendo establecimientos con seguridad

Toca dar mensajes positivos, alentadores, optimistas, reales, válidos y provechosos para el objetivo que nos proponemos cual es seguir cuidando nuestra salud, evitando dar pasos atrás, que pueden ser muy peligrosos y volver lo antes posible a una prosperidad económica que todos deseamos y que marcará el futuro de un Estado saludable y feliz.

* Presidente del Colegio de Médicos de Córdoba