Nos encontramos ante un 1º de mayo absolutamente excepcional, donde el clamor de las calles se trasladará a las redes sociales para exigir una sociedad más justa e igualitaria. Este año, la relevancia de este día reivindicativo no se medirá por la afluencia a la manifestación, sino por la capacidad que tengamos como sociedad de ofrecer una respuesta solidaria y para agradecer el enorme esfuerzo de los trabajadores y trabajadoras que se están jugando la vida en el tajo, ya sea para salvar la de otros o para garantizar los servicios esenciales en estos tiempos de confinamiento.

Quizás, los sindicalistas nos repitamos todos los años cuando decimos eso de «el espíritu del Primero de Mayo es más importante que nunca». Pero, un año más, lo tenemos que decir. Porque es necesario ensalzar la labor de los que han seguido trabajando en esta pandemia, pero también de los que han perdido su empleo y viven con incertidumbre estos días, de los que tenían sus esperanzas puestas en llevar dinero a casa con un trabajo durante la primavera, y, como no, de los que ya no disponen de ningún ingreso a final de mes. Pero también es un Primero de Mayo para homenajear a las víctimas humanas que se ha cobrado el covid-19, y al mismo tiempo, para enviar todo el ánimo posible a los que siguen luchando por ganar la batalla contra este maldito virus que ha paralizado nuestras vidas.

En este Primero de Mayo inédito tenemos que intentar que la sociedad deje de polarizarse, que nos alejemos de las posturas radicales de unos y otros, porque la solución no pasa por que unos estén encima de otros. La única medicina eficaz es la de sumar, la de aportar y la de avanzar juntos para atajar un mal endémico de nuestro mercado laboral que siempre ha estado ahí, pero cuyas vergüenzas se está ocupando este virus de sacar a la luz. Porque lo que hace dos meses no parecía importante, ahora es vital.

Nuestros servicios públicos, mermados durante una década, tienen que volver a ser fuertes, porque son los que nos hacen a todos iguales. Esta pandemia ha evidenciado lo que muchos ya sabíamos, que los empleados y empleadas públicos se merecen un mayor reconocimiento social y unas mejores condiciones laborales, lejos de los estereotipos que durante años han intentado manchar esta vocación de servicio al ciudadano. Y, ¿qué decir de las limpiadoras, transportistas, trabajadores y trabajadoras del campo, de las empleadas de los supermercados o de las cuidadoras? Bajo la denominación «esencial» se ha aglutinado a muchos colectivos que se caracterizan por la precariedad, temporalidad y bajos salarios, además de por su feminización. La pandemia ha demostrado que no hay trabajo indigno, sino indignantemente mal valorado.

Además, este Primero de Mayo tenemos que gritar que falta una Europa para las personas, una Europa Comunitaria y que no se descomponga al primer atisbo de problemas. Debemos exigir que el capital esté para las personas y no a la inversa. En esta línea, debemos recordar que el trabajo no puede ser un motivo para perder la salud, incluso la vida. Y desde UGT seguiremos caminando para lograr la ansiada Igualdad, porque las mujeres no pueden ser ciudadanos de segunda a la hora de acceder a un empleo.

También estamos obligados en este Primero de Mayo a acordarnos de nuestros jóvenes, con una generación que se ha visto aplastada por dos crisis económicas que están condicionando su proyecto de vida. Jóvenes que, en muchos casos, llevan años preparándose y que se ven obligados a emigrar en busca de un futuro laboral por la falta de una apuesta clara en su país por la innovación y la investigación. Estas últimas son dos de las asignaturas pendientes de España, ya que esta pandemia también nos ha enseñado que no es buena idea depender de otros países para dotarse de medios materiales de protección o seguridad.

En definitiva, y tras haber visualizado las vergüenzas que han aflorado con esta crisis, en este 1º de Mayo SÍ es más necesaria que nunca nuestra presencia en las calles, en las virtuales, inundándolas con reivindicaciones de lucha por una sociedad más justa e igualitaria.

¡Viva la clase trabajadora! ¡Viva el Primero de Mayo!

* Secretario general de UGT Córdoba