¿Seremos capaces de sacar verdadera enseñanza de lo que estamos viviendo? La pandemia del covid-19 ha puesto al descubierto todas nuestras miserias, las miserias de una sociedad evolucionada en algunos países, pero primitiva en otros muchos. Por más que la revolución tecnológica intente llegar a todos los puntos del planeta, los efectos de la misma no pueden mitigar las desigualdades sociales e internacionales. La carrera por la prepotencia mundial de determinados países y la lucha por no quedarse atrás de otros muchos ocasionan que no se atienda a la destrucción que ello origina en las sociedades más vulnerables. La destrucción de empleo, la pugna por el respeto al medio ambiente, el aumento de nuevas enfermedades por el deterioro de la biodiversidad y la destrucción de la conciencia de las dependencias familiares nos dejan a todos al pie de los caballos.

La evidencia diaria nos indica más que nunca que hay una tensión entre la solidaridad y el sálvese quien pueda, entre la libertad y el control por la seguridad, entre el goce de la vida y la soledad ante la muerte. Se hace necesario luchar por una vida más arraigada en el entorno y en conexión con los demás, atendiendo a las desigualdades que no veíamos o no queríamos ver. Se hace necesaria una mayor conciencia y respeto por la naturaleza, para que la existencia humana no requiera un disfraz para subsistir. Estos días de Semana Santa están siendo propicios para la reflexión. España, país mayoritariamente católico, tiene inevitable ocasión para conectar el mensaje del evangelio con su propia vida. Son las sociedades democráticas las que pueden y deben dar ejemplo, y Europa, la vieja Europa, tiene mucho que decir y hacer.

Este virus todopoderoso está dejando en shock a todo el planeta. Por ello, todos estamos obligados a poner lo mejor de nosotros mismos, no solo ahora, mientras luchamos por doblegarlo, sino, sobre todo, después, para revertir la situación a un estado donde se pueda reconducir la vida en nuestras sociedades. De lo contrario, a este deplorable estado presente sucederán otros aún peores.

* Profesora