La Guardia Civil ha tenido que establecer controles para que la gente no se vaya a las segundas residencias. O sea, en el lenguaje de Córdoba, a las parcelas. A pasar el fin de semana. El colmo. Sobre ese asunto he hablado hoy con alguien, pero ya ni me acuerdo de quién era. Porque he hablado con N., que tiene patio y soporta mejor la reclusión. Con J., que está fuera de España y a ver cómo vuelve. Ah, sí. Con otro J. que vive en Madrid pero tiene una hermosa casa de campo en Extremadura, y se ha quedado en el foro por pura responsabilidad… Estuvo dudando unos días antes de que se decretara la alarma, pero su esposa y él decidieron que no podían arriesgarse a llevar el “bichito” al pequeño pueblo, a sus tiendas y bares. Y se quedaron en Madrid. Habría que ponerle un monumento a J., por buen ciudadano, que ha hecho todo lo contrario que otros que se han desplazado cuando el covid-19 estaba ya completamente suelto y han generado la alarma y hasta el pánico en otros pequeños pueblos, como me cuenta D., comentándome desde Córdoba que su familia está viviendo momentos de gran preocupación en un medio rural que sin segundas residencias igual ni se hubiera enterado, pero en el que ahora hay casos. Es nuestro “sálvese quien pueda”, y eso que estamos empezando el confinamiento. Eso sí, hay gente que está viviendo en su parcela, que no es cosa del fin de semana, y que si tiene necesidad de desplazarse deberían permitírselo.

En los grupos de Facebook veo muchas denuncias de Córdoba, de gente que se para por la calle de charla, pequeños ‘botellones’, situaciones prohibidas en el estado de confinamiento obligado en que nos encontramos. Hoy hay en la calle muchos más coches, vehículos que no estaban ayer aparcados o circulando. Quiénes sois? ¿Adónde vais? Es posible que sean desplazamientos obligados, pero también da la impresión de que la gente se está soltando más de la cuenta. Aunque podamos salir a este o aquél recado, debemos limitarlo al máximo, por nuestro propio bien.

Hoy ha sido un día muy triste para Córdoba, con dos fallecidos -cuesta decir lo de “los primeros”, porque es admitir que habrá más- a causa de la infección. Pero hay también la alegría de algunas altas. Enhorabuena. Mantengamos la esperanza. Y la disciplina.