Buenos días confinados y confinadas, trabajadores y trabajadoras:

Desde mi ventana la vista es desoladora. Doy a la avenida del Vallellano Flamenco, en Córdoba. Esta fusión inesperada de los nombres me recuerda con tristeza a las tristes dos Españas: para la izquierda Flamenco; con “los otros” Vallellano. ¡Cosas de la política, en fin! El caso es que la gente no aparece por la calle. Es un escenario vacío. Muy pocas personas van con maleta o con carrito. Algunas con sus mascotas. Me he asomado al balcón y la ciudad huele a hueca. Desde aquí puedo apreciar la soledad del conductor de autobús condenado a vagar por la ciudad sin transportar a nadie. Los coches particulares deben dormir en los párkings o en las puertas de las casas. Los pocos que puedo ver pasan deprisa: nadie les interrumpe. Los columpios están solos. El parque infantil desierto. Con suavidad, una paloma se mece sin tener que soportar el griterío de los niños ni sus deseos de cogerla. Observo que por la entrada han colocado unas cintas. Advierto que son muy débiles pero convierten la zona en un recinto cerrado. Tres mujeres con sus perros aparecen en escena. Son las de todos los días.

Tras observar media hora y ojear alguna prensa presiento una España cerrada, una Andalucía cerrada, una Córdoba cerrada y unas casas extrañadas ante el bullicio que albergan al no estar acostumbradas. Presiento que muchos miles nos cuidan y tengo la seguridad de que van a hacerlo bien. También sé que la mayor parte de la ciudadanía llevará a cabo labores de autoayuda y mostrará toda su solidaridad y cuidado para no contagiar a nadie.

Estoy seguro de que este partido lo vamos a ganar con la ayuda de todos. De mi etapa docente, recuerdo una expresión que tuvimos que acuñar ante algunos incidentes: “Tornar en educativo” era la proposición. Nos referíamos a que ante una situación de conflicto en el ámbito escolar teníamos que, con paciencia, esfuerzo e inteligencia, solventarlo y además extraer conclusiones positivas para mejorar, sobre todo, las actitudes de los alumnos. Estamos ante un poliédrico problema con impactantes derivaciones sanitarias, sociales, políticas, económicas, familiares, etc, etec, saldremos... ¡seguro que saldremos!... Y queremos salir todos: abuelas y abuelos, padres y madres, niñas y niños, parejas, hermanas y hermanos, amistades... Y debemos salir cuanto antes para que los daños sean los menores posibles...

¡Nos necesitamos todos, ya! Yo te necesito, tú me necesitas, él y ella me necesitan... Ellos me necesitan. Así que aprovechemos el tiempo en casa para descansar, convivir, ordenar, pensar, trabajar, hacer ejercicio, leer, ayudar, incluso viajar [por internet], etc...Tenemos que tornar en positivo esta situación, aprender, no son dos semanas perdidas, tenemos delante una enorme oportunidad para demostrar nuestra solidaridad y nuestra empatía, nuestro respeto, nuestra confianza en los otros, nuestra disciplina social como dice nuestro presidente. Un parón de este tipo es una encrucijada que tenemos que aprovechar para crecer como personas, porque... No es parón, simplemente hay que seguir volando de otra manera. ¡Ánimo! Porque... ¡De nuestra aparentemente pequeña colaboración nos alegraremos toda la vida!

* Docente jubilado