Que tenía una prueba. Eso decía Rubén medio en broma medio en serio. Que tenía una prueba de lo que estaba diciendo pero que no quería hacerle daño a su amigo, hazme caso, Mario, no te pongas tonto porque al final te lo voy a tener que demostrar. Y el caso es que Mario decía que también tenía una forma muy fácil de darle un zasca a Rubén, un zasca para que supiera cómo iba el tema de verdad y se quedara tranquilito, a ver si así te enteras, campeón.

Raquel. Recién aterrizada en el instituto ¿Has visto a la nueva? Raquel. Un milagro andante. Una camiseta de Nirvana. El tutor: jóvenes, esta es vuestra nueva compañera, espero que hagáis lo posible para que se sienta bien aquí. Murmullos, miradas cómplices, alguna risa nerviosa. Raquel sentada al lado de Ibáñez. Ibáñez muy tieso, como alerta, sin mirarla directamente. Ibáñez al día siguiente con un peinado fallido y desprendiendo un olor a colonia intenso, tal vez demasiado, ¿cómo que no?, medio bote, fijo.

Lo cierto es que todos empezaron a hacer cosas raras. La nueva era mucha tela. Y no sé lo tenía nada creído a pesar de parecer una modelo o una actriz infiltrada en clase para un programa de esos de cámara oculta, eso dijo Peri: uno de esos en plan reacciones de la gente, ¿sabes lo que te quiero decir?, la nueva llegando el primer día y la gente descojonada viendo nuestras caras en plan oh-my-god, esto no puede estar pasando.

Se pasaron semanas compitiendo, describiéndola a gente de fuera del instituto que no se podía hacer una idea de cómo era la nueva, buscándola en Internet, visualizándola imaginativamente en posturas variadas antes de dormir, matriculándose en la misma opción de Bachillerato cuando supieron lo que iba a elegir ella, en verdad con el Latín coges cultura, ¿es o no es?

Cuando llegó el cumpleaños de Raquel, Mario y Rubén rivalizaron para felicitarla cuanto antes. A las 0:13. A las 0:46. La contestación de la chica más deseada fue la prueba que cada uno esgrimió para demostrar que empezaba a tenerla en el bote. Mario desenfundó primero el móvil delante del grupo: «gracias guapetón» más dos caritas con tres corazones. Rubén sonrío con aire de superioridad: «graciaaaaas guapísimo» más una carita con un beso. Hubo un encendido debate sobre quién sumaba más: Rubén, estaba claro. Mario acabó muy mosqueado. Rubén: lo que te ha puesto a ti es en plan amigos y punto. Y Loren: es mejor que seas realista y no te montes películas con ella. Y otra vez Rubén: una tía así no va a fijarse así como así en alguien que no cumpla unos mínimos, tampoco es para que te pongas como te estás poniendo, la verdad.

Tendido en su cama, jodido, Mario no se lo pensó dos veces para vengarse de su ya examigo. Hizo un grupo: «Cumple de Raquel». Añadió a gente. Notó que tenía las lágrimas saltadas. Se sintió menos mal cuando leyó en la pantalla del móvil la constatación de su efímera victoria: «Eliminaste a Rubén».

* Profesor