Curiosa la forma en la que unos y otros luchan contra uno de los principales quebraderos de cabeza de aquellos que habitamos la Tierra: el cambio climático. De un lado, organizaciones ecologistas como Extinction Rebellion y Amazon Watch, con campañas como Movilize Earth, un proyecto de una serie de doce cortos en los que participan destacados actores de Hollywood, con el que se pretende que la Humanidad se sensibilice y se involucre en la preservación de la vida en la Tierra. Desde las clases políticas e influyentes hasta los ciudadanos de a pie. El objetivo: llamar a la acción y a la implementación de medidas que enfrenten la emergencia climática. De otro, adolescentes activistas como Greta Thumberg, que salen a la calle para exigir acción a los gobiernos, muchas veces sin ser conscientes de que el cambio comienza con nosotros mismos, como bien apunta Joaquin Phoenix, nuestro Joker en las pantallas, que señala que necesitamos hacer «cambios profundos en nuestros hábitos de consumo. No podemos esperar a que los gobiernos resuelvan estos problemas para nosotros». Tenemos una responsabilidad personal y ello exige sacrificios individuales, que van a afectar a nuestros bolsillos: comer productos orgánicos, de explotaciones sostenibles; vestir con prendas realizadas con materiales naturales que no contaminen; o, emplear energías renovables, son opciones que no todos pueden permitirse. Pero, si a ello sumamos los costes que tendrán que afrontar como ciudadanos para atajar el cambio climático porque las acciones exigen elevados costes a los gobiernos, algo de lo que tampoco estamos siendo conscientes, podemos entender el porqué de la parálisis. Todo se reduce a una cuestión de pasta.

*Periodista y profesora de universidad