Satisfactoria ha sido la nominación de Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar, para los premios Óscar, en la categoría de Mejor Película Extranjera, y más satisfactoria la de Antonio Banderas por su papel protagonista. El actor malagueño borda un papel tan lleno de sutilezas y silencios que asombra el gran registro de sentimientos que es capaz de hacer aflorar desde una extrema sobriedad. Por eso, después de tantas películas norteamericanas, que haya sido nominado por primera vez para el Premio al Mejor Actor por una producción española es una gran noticia, si bien vuelve a tener enfrente, como le pasó en los recientes Globos de Oro, a un monstruo de la interpretación, que hace de monstruo de una manera aterradora. El Joker de Joaquin Phenix es un rival de un peso inmenso, lo que hará más noble la contienda. Si a este andaluz hollywoodense en pleno ejercicio de su patria chica le sirve de algo la energía enviada por sus admiradores, pardiez que ganará, porque pocos actores son tan queridos. Lo de Almodóvar es esta vez más sencillo que en la última de Los Ángeles, pues no compite con 1917, pero Parásitos es un adversario temible, y las otras no le van a la zaga. Con la nominación, al menos sale la espinita de los últimos años en los que Hollywood ha ignorado las producciones españolas (cortometrajes y animación aparte) desde aquel Mar adentro de Amenábar. ¿Tercer óscar para Pedro? ¿Primero para Antonio? Pasaremos nervios el próximo 9 de febrero.