Recientemente, he leído que el espectáculo de luces navideñas de Foro Romano será un revulsivo económico para la ciudad y que con el alumbrado se inicia una nueva etapa en Córdoba. Perdonen las molestias, pero me parece una auténtica boutade. Es mero espectáculo, con pretensión de conseguir el efecto guau. Un espectáculo fastuoso que gustará a la gran mayoría y que no convencerá a una minoría. Me encuentro entre esta minoría y me gustaría aportar mis razones.

Me encanta la Navidad y el ambiente que se crea de ilusión, amor y tiempo de paz. Las navidades que recuerdo de pequeño siempre han sido muy entrañables. Se me vienen a la memoria palabras como: villancicos, niños cantando los premios de la lotería, polvorones, turrón, aguinaldo, árboles de Navidad, belenes, zambombas, panderetas, misa de nochebuena, regalos, campanas, vacaciones escolares… En mi memoria no encuentro las luces en las calles, quizás porque eran tiempos donde no se estilaban o no se podían costear. Me gusta la Navidad, me encanta el ambiente de pascuas y disfruto en familia de estas fiestas.

Pero los tiempos han cambiado, y tanto que han cambiado. Ahora tenemos, sobretodo en el centro de la ciudad, luces en las calles y en los negocios, atracciones para los niños, pista de hielo, viajes de vacaciones, comidas de empresa y el black friday. Hemos entrado en una absurda e insana carrera de quién pone más bombillas, eso sí de bajo consumo, si Madrid, Vigo, Málaga y Córdoba no pueden ser menos.

Estas navidades tendremos un espectáculo de luces en Foro Romano. Son 556.000 puntos de luz, para conseguir en nosotros el efecto guau, con un presupuesto municipal de algo más de 260.000 euros, mientras para el resto de las calles han quedado 286.000 euros.

Este tipo de gastos son decisiones políticas. Yo no quiero valorar el espectáculo en sí, sino la decisión de dedicar esos miles de euros al espectáculo. Para ello, han tenido que habilitar crédito, no sé con exactitud de donde lo han sacado, y seguir un procedimiento administrativo. Por cierto, el dinero que se dedica en todo el año a ayudar a las familias más vulnerables de Córdoba es bastante más inferior al gasto en el efecto guau.

No veo buena esta decisión. Sólo persigue el efectismo político. Va en dirección opuesta a las estrategias que luchan contra el cambio climático. Produce una contaminación lumínica a la que no damos importancia y ese dinero se podría dedicar a aliviar a muchas familias que sufren las consecuencias de la pobreza energética. Mis impuestos prefiero que se dediquen a luchar contra la pobreza energética, evitando el corte de suministros básicos a familias en situación de emergencia social. Esta alternativa es más acorde con el espíritu de la Navidad que el efecto guau.

La alternativa no es dejar Córdoba a oscuras, sino tener un alumbrado de Navidad menos fastuoso y más proporcionado y equilibrado entre los distintos barrios de la ciudad. No se sostiene que signifique un cambio a mejor en Córdoba, para mí es una decisión política que ignora las necesidades de un desarrollo sostenible y equilibrado. La cumbre del clima en Madrid nos anima a conseguir «ni un grado más, ni una especie menos».

*Exconcejal socialista