La resaca electoral sobrevuela nuestras cabezas, los medios de comunicación nos recuerdan que el ascenso de la extrema derecha en nuestro país para convertirse en tercera fuerza política en España es una realidad y que la repetición de elecciones ha servido para darle alas, a la vez el ruido de la dimisión de Albert Rivera retumba como una consecuencia colateral del limbo político, no se puede decir a los ciudadanos que somos el centro político mientras de forma cobarde pactan con la ultraderecha.

Pero si algo debo reconocer es el miedo que sentí al ver a tantos jóvenes gritar ese famoso deportivo del «a por ellos». Ese grito que ataca a «nosotros y nosotras». Cuando pienso en ese nosotros y nosotras me acuerdo de todas las mujeres que viven con miedo a ser un número más de todas las víctimas por violencia de género que llevamos en este 2019, pero que en declaraciones de Ortega Smith «se aprovechan del chiringuito» o «exime al asesino en el caso de que haya bebido alcohol»; me acuerdo en ese nosotras de una mujer que ama a los niños y adolescentes y que lucha cada día por darle un futuro mejor del que tenían en su país de origen desde la fiel creencia de hacer un mundo mejor, y por último, se me viene a la cabeza, mi mejor amigo de la adolescencia, el cual se casa el año que viene con su pareja y que les están diciendo que su felicidad no es la correcta.

Pero este «a por ellos» tiene dos justificaciones: la primera y más importante es España, concepto de una patria adaptada a sus intereses y a su ideología que durante siglos ha sido la dominante y la que nos ha sometido al «nosotros» a vivir en el silencio y en la invisibilidad social y la segunda es cómo se simboliza esa España, es decir, la bandera que sirve para olvidarnos de lo que verdaderamente importa que para nosotros y nosotras son los Derechos Humanos y el respeto a las personas haciendo hincapié en las personas con más necesidades económicas o sociales.

Mientras, «nosotros y nosotras» seguiremos «defendiendo la alegría de los graves diagnósticos y las escopetas» como diría Benedetti, esperando que la izquierda de este país consiga llevar a cabo ese compromiso recién anunciado que consiste en tender puentes al diálogo.

Tras las elecciones se ha hecho realidad el concepto de la «España Viva» llena de postverdad y medias verdades y encumbrada por los medios de comunicación, espero que en un futuro no haya una España que muera en valores y derechos sociales.

* Politóloga