A mediados de este mes de octubre que termina ha tenido lugar en Córdoba, en el Rectorado de la Universidad, un importante congreso sobre un gran poeta cordobés, Luis de Góngora. Este encuentro ha reunido a un gran número de hispanistas especializados en los Siglos de Oro procedentes de cualquier punto del mundo occidental (México, Perú, Estados Unidos, además de un abanico muy representativo de estudiosos de Universidades españolas y andaluzas, que han puesto de manifiesto de forma actualizada la trascendencia de nuestro autor de Córdoba: La recepción de Góngora en la literatura hispanoamericana. De la época colonial al siglo XXI.

En sus conclusiones siempre está Luis de Góngora en la base de los diversos caminos que llevan a la modernidad y posmodernidad de la poesía en español, al igual que lo hiciera Cervantes en la prosa y Lope de Vega en el teatro. Y al igual que lo hicieran Joyce, Ionesco o Rilke junto a otros autores de primera línea en otras lenguas de cultura. Sus versos abrieron caminos para la renovación para que los poetas venideros transitaran, tanto en los años posteriores como tan espléndidamente lo han hecho en el siglo XX. En este sentido de la trascendencia, recordamos las palabras pronunciadas por Pere Gimferrer en su conferencia Góngora o lo absoluto (Córdoba, 2011), «ese absoluto verbal al que se acercan pocos», que le hacen situarse al nivel de Virgilio, Dante o Shakespeare.

Nos alegra que en estos días pasados un grupo de artistas del mundo de las flores se haya fijado en el patio de Casa Góngora de Córdoba (C/ Cabezas, 3) para desplegar su fantasía artística en el Festival Flora. Y que lo haya logrado sin discusión desde el primer día en que comenzamos a ver su obra. El gran despliegue sensitivo ha transportado al visitante a otros mundos quizás nunca imaginados, pero placenteros y llenos de vida. No merecía menos nuestro poeta, cuyo legado se visualiza en esta casa, por fin, después de larga espera, en unos días en que se habla de su arte por expertos entre pocos curiosos de sus versos presentes. Quizás, cuando llegue el día, si llega, de que nuestro Ayuntamiento se decida a bautizar la Estación de Córdoba con su nombre, como se ha reclamado tantas veces, el pueblo de Córdoba, que tiene y retiene muchos versos en su memoria, se alegre de este logro.

* Profesora y miembro activo de la Asociación Cultural ‘La Tribu Educa’