Estábamos mejor cuando solo había dos partidos». Seguro que últimamente han oído esta frase más de lo habitual, casi siempre en boca de gente del PSOE o del PP, como si la repetición electoral de 2016 y la próxima del 10-N no tuvieran como responsables el «no» de Mariano Rajoy al Rey y el «no es no» de Pedro Sánchez a todo el mundo. Se repite en las tertulias de la radio, televisión, incluso en los desayunos de barra de bar. Cuando la oigo no puedo evitar recordar otras sentencias igual de vacías de contenido, pero tan recurrentes como pretenciosas. Por ejemplo: ¿Quién no ha oído «Me gustó más el libro que la película»? Como si el lenguaje cinematográfico fuera comparable al literario.

Es evidente que es una frase pensada y difundida con el fin de repartir la responsabilidad por la repetición de elecciones al resto de las formaciones políticas. No hay que olvidar que ésta se debe al fracaso de Pedro Sánchez. El candidato socialista pretendía gobernar en solitario sin haber alcanzado la mayoría parlamentaria que lo permite. Y esto tiene unas implicaciones más que preocupantes.

Los que estamos en las instituciones podemos y debemos aspirar a reformarlas, mejorarlas y adaptarlas a los nuevos tiempos. Eso es indiscutiblemente sano. Lo que no puede hacerse de ningún modo es desprestigiarlas, ni cuestionar nuestro sistema de democracia representativa cuando no te gustan los resultados, dando a entender que es el sistema el que falla, porque eso esconde un sutil pensamiento totalitario que asusta. Es decir, un anhelo silenciador de las incómodas fuerzas de la oposición, por mucho que lo disfracen de prácticas segundas vueltas o merecidas primas de escaños a la fuerza más votada.

Las pruebas de que nuestro sistema funciona, y que la irrupción de otros partidos ha sido positiva, son evidentes. No es necesario recurrir al pasado para recordar la responsabilidad de PP y PSOE, apuntalado regularmente por la Convergencia de Pujol, el PNV o ERC, como causa de los problemas territoriales y de desigualdad de la actualidad. Basta con observar el presente. En España hemos votado cuatro veces en los últimos meses: autonómicas, generales, municipales y europeas. Pues bien, las instituciones europeas están trabajando, hay 17 gobiernos autonómicos y más de 8.000 ayuntamientos funcionando, con gobiernos basados en acuerdos entre unos y otros, de muy diversa índole. Y es el Gobierno central el único que no ha podido constituirse, abocando a la repetición electoral. ¿No será que el problema es Sánchez? ¿No será que la persona artífice del bloqueo del «no es no» que casi nos lleva a terceras elecciones en 2016, que hizo temblar los cimientos de su partido, es el único responsable de la repetición de elecciones? No deja de ser una paradoja que el «Sanchismo», ese que tan preocupado está por los restos de Franco, haya acabado ordenando a su círculo de opinión y a sus prescriptores que cale la frase «Estábamos mejor con el bipartidismo». Una expresión que tanto recuerda a otra relacionada con el dictador: «Estábamos mejor con Franco». Igual de recurrente, falsa y totalitaria.

Reflexionen. Analicen la frase. Seguro que encuentran que, bajo esa complaciente sentencia, no hay más que un desesperado intento de los poderosos de siempre por aferrarse a un status quo caduco, podrido y trasnochado, que nunca volverá.

* Diputado Nacional de Ciudadanos (Cs) por Córdoba