Con motivo de las reuniones previas a la investidura, fuentes de la negociaciones advirtieron de que el secretario local del PSOE, Francisco García Recio, ahora expulsado, y su hermano (el exalcalde del PSOE José Antonio García Recio), mostraban en la negociación una fuerte oposición y resentimiento contra el candidato a la Alcaldía de IU, muy difícil de resolver. En el exalcalde de la legislatura 2007-2011 es medio razonable, ya que fue derrotado perdiendo más de quinientos votos, durante las elecciones de 2011 frente al candidato de IU. Desde el minuto 1 de la legislatura pasada, intentaron colocar en la Alcaldía de Castro al único concejal del Partido Andalucista.

Ahora han hecho lo mismo, votando al partido con menos votos y han colocado de alcaldesa temporal a la concejala de un grupo independiente. Es el juego de las alianzas, a veces extrañas.

Los tres grupos de la oposición, PA, PSOE y PP se conjuraron desde la anterior legislatura para preparar el terreno hacia una moción de censura, ya que la dirección del PSOE provincial se opuso a aquella deleznable maniobra. Durante el más de medio centenar de plenos de la legislatura 2015/2019, los castreños y castreñas han sido testigos de cómo han transcurrido las sesiones plenarias. La totalidad de los acuerdos han sido adoptados por unanimidad. Solo alguna bronca orquestada por el entonces portavoz del PSOE, que por su peculiar forma de ser alteraba la normalidad del Pleno, en una estrategia errada que le ha costado votos al PSOE local.

En un debate sobre sillones (legislatura 2015-2019), durante el cual el portavoz del PSOE acusó al alcalde de agarrarse al sillón, tuvo como respuesta por parte del alcalde «a saber tú como has conseguido el tuyo», y fue la excusa para ponerse de acuerdo los tres grupos, algo que ya estaba en el guion, para montar el circo de la reprobación. En cuanto a la Junta Electoral, si hubiera habido algún delito electoral lo hubiera sancionado, algo que como no se vulneró ninguna norma, no ocurrió.

Excusas para justificar lo injustificable, que Castro del Río, un pueblo con casi tres mil votos de izquierdas, tenga en un tiempo un alcalde de derechas.

Es una deshonra y una vergüenza ser expulsados de un Partido, (Francisco García Recio, Carmen María Gómez, exdiputada provincial de Turismo, y Salvador Millán), por no cumplir con sus normas aprobadas democráticamente. Es la primera vez que ocurre en la historia de Castro y lo ha sido por tres motivos: no acatar los estatutos del partido, no actuar con respeto hacia los acuerdos de la dirección regional en materia de pactos y poner en peligro diez alcaldías socialistas y la Diputación Provincial.

No les pidieron que apoyasen al candidato de IU, sino que se abstuviesen. Lo mismo que ahora pide el PSOE con tanta insistencia a PP y Cs. No solo la Asamblea Local de IU defiende la anterior gestión municipal: para muchos castreños y castreñas de distintas ideologías, la labor de José Luis Caravaca Crespo ha sido sino la mejor, de las mejores, en los 40 años de la democracia local.

Propiciar que Castro tenga un alcalde de derechas, con solo 1.399 votos, mancha la ética del Partido Socialista local y afecta a su electorado en su conjunto. Instamos a los grupos a que trabajen por Castro y por El Llano. Guarden ya la mochila del odio y del resentimiento que constantemente pone en peligro la convivencia en nuestro pueblo y en nuestra pedanía. Desde Izquierda Unida ya se ha hecho pública la posición que mantendrá durante estos cuatro años, será una oposición constructiva. Trabajará por Castro y por El Llano, apoyando todos los proyectos beneficiosos, difundirá y promocionará todas las cosas buenas de nuestro pueblo.