El neoliberalismo debilita al Estado -al que califica de gorrón- privatizando empresas públicas y servicios esenciales, bajando impuestos a los ricos, empoderando a los mercados y liberalizando el trasvase de capitales, origen de los paraísos fiscales que frenan la mejora de infraestructuras y servicios. Y, en el marco de capitalismo salvaje con mercados fuertes, Estado débil y déficit público desbocado, llegó la crisis financiera de la que aún no hemos salido cuando ya se atisban nubarrones de una nueva recesión que traerá riqueza a los de siempre pero miseria al resto.

Esta insensata forma de ejercer la economía llega un aumento de la pobreza que pone en riesgo la estabilidad mundial por lo injusto. Multitud de informes revelan que los ricos son más ricos y los pobres, más pobres, mostrando el fracaso del pérfido sistema. Por ello, debería proponerse un modelo factible de economía humana que, respetando el medio ambiente, cree empleo de calidad y distribuya la riqueza con solidaridad y justicia.