Mucho se está escribiendo y hablando en los medios de comunicación y en las redes sociales sobre el 5G; pero la mayoría de los ciudadanos no entienden estos debates ni pueden comprender el alcance de esta tecnología. Como me demandan amigos y compañeros y me he comprometido en las tertulias de los viernes en el Club de Comunicaciones (jubilados del Telégrafo y de los Servicios Postales), intentaré descifrar este asunto con los mínimos tecnicismos posibles. Para conseguir un mejor entendimiento de los lectores, se necesitaría, con la anuencia del señor director de este diario, de un segundo artículo.

En principio, hay que tener en cuenta, que el desarrollo de nuevas tecnologías ha ido permitiendo cada vez una mayor velocidad en las comunicaciones y en su seguridad, la integración de nuevos servicios y la aparición de nuevas aplicaciones que necesitan un mayor ancho de banda (lo que significa mayor utilización del espectro de frecuencias), ya que la Telefonía Móvil utiliza las ondas electromagnéticas a través del espacio.

El acrónimo 5G se refiere a la quinta generación que actualmente se está planificando para las nuevas redes de Telefonía Móvil. Por ello se supone que ya hubo otras cuatro anteriores, que vamos a resumir: La 1G apareció a principio de los años ochenta caracterizada por ser modulación analógica, para comunicaciones de voz y datos a baja velocidad de 2.400 baudio (1) en la banda de 800 a 900 Mhz. (2) La 2G aparecía a finales de los años 90, ya digital con tecnología GSM (3) dando servicios de voz y datos auxiliares como fax y mensajería SMS con el que enviábamos un «Feliz Navidad»; con velocidades de transmisión más altas de 10 Kbps (4) y que permiten su encriptación, trabajando en la banda de 850 a 1.900 Mhz.

La tercera generación 3G, que empezó a operar en 2001, permitía la integración de voz y datos para acceso a Internet y aplicaciones multimedia como audio y vídeo-conferencia a velocidades de hasta 2 Mbps. En la banda de 2.5 Ghz. Con la puesta en marcha en 2010 de la tecnología 4G actual, se pueden alcanzar velocidades de transmisión de 100 Mbps en movimiento y de hasta 1Gbps. en sistemas estáticos, y acceso a múltiples aplicaciones a través de Internet (servicios públicos, redes sociales, enseñanza a distancia, banca, comercio, cine, deportes, TV. etcétera...) en las bandas de 800, 1.800 y 2.600Mhz.

En esta situación, digamos que el 4G o uno mejorado 4.5G, podría satisfacer la demanda de todos los servicios clásicos de comunicaciones que Internet puede ofrecernos, disponiendo además de las redes de cables físicos y fibra óptica, sin necesidad de un 5G. Entonces... ¿por qué la tecnología 5G? Pues bien, parece que en la nueva etapa que se avecina ya no se trata de crear o aumentar las vías de comunicación entre las personas, sino de lo que se ha venido a llamar el Internet de las cosas, IoT (5) en sus siglas en inglés. Se pretende sumar a una gran velocidad de transmisión de la información, el acceso a grandes bases de datos a nivel universal y un control instantáneo gobernado por algoritmos de inteligencia artificial (IA). De esta manera las máquinas interactuarán con otras máquinas de forma autónoma, aun a mucha distancia, para múltiples propósitos. Para ello se necesita un gran ancho de bandas de frecuencias. En España la Secretaria de Estado para el Avance Digital, ha ofertado a las empresas operadoras de estos servicios las bandas de 1,5 Ghz., 26 Ghz y la de 700Mhz.; teniendo esta última que ser liberada de los canales de Televisión Digital Terrestre (TDT) que actualmente la ocupan, obteniéndose lo que se llama el segundo dividendo digital.

(1) Velocidad de caracteres por segundo. (2) Frecuencias en Megaciclos por segundo. (3) Global System Mobile. (4) Velocidad de Transmisión en Kilobits por segundo. (5) Internet of Things.

* Ingeniero de Grado en Telecomunicaciones