Las elecciones generales griegas han otorgado la victoria a la clase política tradicional griega. El vencedor sin paliativos ha sido Kyriakos Mitsotakis (39,9%), líder de Nueva Democracia, el partido gobernante en el momento de la crisis económica. Mitsotakis pertenece a una añeja saga de políticos. Su padre, Konstantinos Mitsotakis, fue primer ministro durante los años 90 y su hermana Dora Bakoyanis fue ministra de Educación y Cultura. Su sobrino Kostas Bakoyanis fue elegido alcalde de Atenas.

La gestión de la crisis realizada por Tsipras (31,5%) ha sido, por tanto, derrotada. El incumplimiento de las promesas electorales con las que ganó las elecciones en el 2015 al verse obligado a aplicar un tercer rescate y sus políticas de ajuste correspondientes, junto con el acuerdo alcanzado con Skopje en relación con el nombre del país vecino, son quizá las principales causas de su derrota desde la distancia. Sin embargo, este resultado no es tan apabullante como los datos nos pueden parecer a primera vista. Desde luego, Tsipras no ha perdido tanto como se esperaba según las proyecciones de las encuestas. Nadie ponía en duda que la derecha sería la vencedora, pero no descender del 30% con una abstención elevada no es una gran caída. Tsipras siempre se movió en aguas adversas y, sin embargo, ha salvado con gran dignidad un barco que todos creían hundido, esto significa que la decisión del adelanto electoral fue un acierto por parte del líder de Syriza.

Recomposición

Es importante tener en cuenta en el proceso de ultraliderazgo asumido por Tsipras en el marco de su grupo politico. Por tanto, la contienda electoral se realizó básicamente en torno a su figura. Syriza se encuentra en un momento de recomposición, muchas de sus unidades más relevantes se han marchado, unas junto con DIEM25 de Varoufakis, pero otros solo a su casa. Por tanto, el castigo no ha sido especialmente abultado.

Durante los últimos tiempos, Tsipras ha intentado reemplazar al Pasok en su espacio político en términos de políticas y retórica hacia posiciones de socialdemocracia, con la importante diferencia de que nunca ha contado con los apoyos de las élites políticas y económicas tradicionales.

El resultado electoral griego deja un panorama donde la polarización política se ha reducido, el centro derecha ha recuperado su posición predominante, y se regresa a un sistema de alternancia entre dos partidos con un partido comunista de base muy sólida y un nuevo partido, DIEM 25, que genera mucha expectativa pero también mucha incertidumbre. Una buena noticia es que la extrema derecha más organizada, Amanecer Dorado, sale del Parlamento tras unos años de crecimiento constante. Aunque aparece una nueva extrema derecha más folclórica y visual que otra cosa, que no genera ningún peligro al sistema político puesto que no cuenta con fuerzas paramilitares ni es una fuerza organizada.

En este contexto nadie puede dar por muerto a Tsipras. De hecho, ya hay quien dice que está planteando alianzas con los restos del Pasok. Veremos.

* Profesora de Ciencia Política en la UCM e investigadora sénior en el Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI)