Hace unos días tomaron posesión en toda España más de 68.000 concejales que regirán los destinos de los 8.131 municipios que hay en nuestro país los próximos cuatro años, a los que deseamos los mejores aciertos en su gestión, que redundará en beneficio de todos. La política local tiene el desgaste tremendo de la inmediatez, pero también es la que mayor impacto produce en la vida de las personas.

Pero ¿cómo conducirse los nuevos capitulares por los derroteros de lo público?, ¿qué se espera de ellos? Básicamente que mejoren la vida de sus vecinos, que no generen problemas sino que los solucionen. Los partidos políticos, y algunas entidades como la Fundación Democracia y Gobierno Local, publican periódicamente «guías de concejales» y «manuales para ediles», que recogen nociones básicas de la estructura administrativa y de la legislación de régimen local, urbanística, etc. Sin embargo, habría también que perfil común a todos ellos, más allá de la legalidad de sus actos. Una especie de decálogo del buen concejal, una guía ética con la que desenvolverse.

Yo propondría a modo de decálogo, en primer lugar, saber escuchar a todo el mundo: quienes tienen una propuesta, un informe, una crítica o una alabanza, y saber dialogar con argumentos más allá de imposiciones. Segundo: ser coherente, no digas lo que no pienses ni aquello que no vayas a cumplir. Tercero: respeta ante todo, no caben insultos ni descalificaciones. El cargo público tiene una responsabilidad educativa y ejemplificadora, no te tires al barro. Todo no vale en política. Cuarto, implícate, no te pongas de perfil, no dejes que el tiempo adormezca los problemas, busca soluciones sostenibles y, sobre todo, justas. Quinto, no seas sectario ni vivas de revanchas, no pongas cordones sanitarios a barrios ni colectivos, la convivencia se consigue entre todos. Sexto, sé honesto y facilita la transparencia en todo lo que concierne al ejercicio de tus responsabilidades. En España hemos tenido mucho amor, primero por los maletines en todas sus versiones y, luego, hasta por las bolsas de basura, ya fueran en la política o en el fútbol. Decía Enrique Tierno Galván que los bolsillos de los gobernantes deben ser de cristal. Séptimo, enfrenta los problemas de tu municipio, más que con la ideología, con las soluciones más viables y adecuadas. Procura ser proactivo y busca horizontes nuevos de prosperidad e iniciativas exitosas para tu municipio, en lugar de ser reactivo y lamentarte continuamente de lo que no dependa de ti. Octavo, se leal a tus vecinos y sus intereses por encima de todo, ellos te eligieron y a ellos te debes. Noveno, hazle la vida más fácil a la gente, no los sometas con el yugo de pesados reglamentos que encorseten cualquier actividad y la hagan insostenible en el abismo de la burocracia y los procedimientos. Y décimo, la regla de oro, trata a los demás como quieres ser tratado. Cuando recibas un colectivo, cuando estés en un acto público o te expongan cualquier situación, ponte en el lugar del otro.

Señalaba el eterno alcalde de Madrid que la democracia es la transposición de lo cuantitativo a lo cualitativo, que lo que quiera la mayoría se convierta en lo mejor, y que la ciudad sea el hogar público de todos. Así lo esperamos. Suerte, capitulares.

* Abogado y mediador