La navegación de Córdoba por las aguas de la campaña electoral siempre se ve compensada, cuando tocan municipales, con el esplendor de mayo, que tiene su propia singladura de fiesta y color y relativiza con los patios y las romerías la monotonía del mensaje político. No es justo decir monotonía. Los políticos se esfuerzan. Proponen, critican lo propuesto por otros, y hurgan en esa mezcla de realidades y sentimientos que es cada realidad de vida de los ciudadanos. Pero, como estamos en mayo, se les hace menos caso.

Esta cita es como un puzle. Está la posibilidad de que el voto del 28-A arrastre papeletas para el 26-M y la alcaldesa, Isabel Ambrosio, se encuentre, al cabo de estos cuatro años tan poco vistosos, con un respaldo al PSOE que la empuje hacia la reelección. Pero está también la dispersión de la izquierda, ahora reducida tras la sentencia judicial que deja a Ganemos en Común fuera de la carrera. Quedan Izquierda Unida y Podemos, y está el Ganemos fake, con la esperanza de la familia que conforma esta lista de que los electores se despisten y los premien con un concejal. A la derecha, en el PP, José María Bellido, que hace un año podía verse muy fuerte y que ahora afronta la incertidumbre de Ciudadanos y Vox. Un solo concejal puede dar la mayoría y, aunque es una gran verdad eso de que la grandeza de la democracia está en un solo voto, cabe cruzar los dedos y esperar que esa parte surrealista que se agazapa en el grueso de los electores no deje el fiel de la balanza en manos de desaprensivos.

Porque una cosa es el mayo cordobés y otra el día a día de sus gentes, el enero y el febrero, el octubre y el noviembre. El paro cíclico, la falta de expectativas, los proyectos anclados, la pérdida de tiempo en debates insustanciales o ajenos a la vida municipal, las zancadillas y la falta de ética de ese zumboneo de vividores que es capaz de alterar la vida de la ciudad por tal de llevarse un contrato. Espero que los políticos que gobiernen la ciudad los próximos cuatro años impriman liderazgo. Un liderazgo que va más lejos de ellos mismos. Liderazgo en el sentido que señala la tercera acepción del diccionario de la RAE, que significa: «Situación de superioridad en que se halla una institución u organización, un producto o un sector económico, dentro de su ámbito». El Ayuntamiento como líder, como institución capaz de enfocar la acción y el camino de Córdoba, como entidad capaz de tirar de este carro. La gran responsabilidad de los políticos de poner en marcha el motor y desbrozar el camino. Cerca tenemos un caso claro de liderazgo: Málaga.

* Periodista