Malos hábitos alimentarios y sedentarismo conducen a la obesidad infantil. La obesidad se considera uno de los males de Occidente y de los países desarrollados, y su creciente incidencia en la infancia augura una sociedad con más enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión y cáncer. Sin contar el malestar de esos niños que, llegados a un punto de sobrepeso, renuncian a los juegos y temen la burla de sus amigos y compañeros. La comprensión de este problema, que no se resuelve solo prescribiendo dietas, ha llevado al hospital Reina Sofía de Córdoba a poner en marcha una iniciativa pionera en Andalucía, un programa para ayudar a los niños obesos --de los que el hospital tiene a 350 en seguimiento-- a salir de su situación, y que combina la obligada alimentación equilibrada con acciones para combatir el sedentarismo y con apoyo psicológico a través de pequeños grupos que se reunirán para trabajar y apoyarse, con un cuaderno en el que reflejar los avances. Esta actuación solo tendrá éxito si las familias colaboran en ello, luego es imprescindible la concienciación de los padres. La idea es excelente, pues implica a equipos médicos, investigadores y de enfermería. Ayudar a los pequeños que tienen este problema y concienciar a la sociedad de que es importante velar por los buenos hábitos alimentarios y el ejercicio físico en la niñez es sembrar para la salud. Prevenir, mejor que curar.