Acaba de celebrarse la Feria del Libro y este es un buen momento para recordar la labor que han cumplido los libreros.

Hace unos días fuimos, acompañadas de unas amigas francesas, a conocer la antigua librería del padre de nuestro común amigo Pepe Cañete Martínez.

Lo primero que nos impactó fue la fachada años veinte de estilo modernista, con unos escaparates de delicado diseño. En el interior, impresiona el concienzudo trabajo de restauración de muros y vitrinas que se ha realizado. Ahí se exponen las colecciones que logró reunir y conservar José Cañete Melendo.

En efecto, podemos contemplar artículos evocadores de nuestra infancia: cartillas escolares, diccionarios, mapas, cajas de colores, acuarelas y ceras, lápices, gomas, tinteros, plumas e incluso los evocadores bolígrafos de cuatro colores.

En otras vitrinas se muestran libros de diversas editoriales y contenidos, incluidos algunos de la historia local. Resulta sorprendente, también, encontrarse con abundantes materiales de imprenta: sellos, estampas y material publicitario. Nos gustaría destacar, también, los cuadros que Pepe Cañete, el hijo del librero, ha realizado y que son, a un tiempo, un homenaje a la memoria paterna, y una evocación de materiales y colores que forman parte de nuestro imaginario colectivo.

La exposición ha terminado, pero sería deseable que este gran esfuerzo restaurador y rehabilitador tuviera continuidad y pudiera seguir abierto a visitas escolares y al público en general.

Merece la pena visitar la casi centenaria librería de José Cañete Melendo. Y también merece la pena conservarla.