Si damos un paseo por cualquier barrio de nuestra ciudad, podremos observar una enorme cantidad de personas paseando su perrito a cualquier hora del día o de la noche, cosa muy loable. Por otro lado la prensa de esta semana hacía un balance de la gran cantidad de personas que viven en la más absoluta soledad; por circunstancias familiares, he visitado con cierta frecuencia una residencia de mayores, donde se puede comprobar la gran cantidad de ancianos que aparecen horas y horas sin acompañamiento de familiar alguno.

Asímismo, podemos observar en nuestras calles la gran cantidad de señoras sudamericanas paseando a nuestros abuelos bien del brazo o empujando a una silla de ruedas, doloroso que tengan que venir personas de lugares tan lejanos para hacerles la vida más amable, cuando aquí tenemos todo el tiempo del mundo para atender a nuestras mascotas. Hace unas semanas en el Ayuntamiento de Lorca pude contemplar las imágenes de una concejala casando a dos perros, cosa insólita que me ha movido a expresar mis sentimientos.

Estamos atravesando momentos de gran deshumanización donde se le está dando más importancia al mundo animal que al de las personas, sin que por ello haya que abandonar o maltratar a unos seres tan nobles, fieles y agradecidos como nuestros amigos caninos.