Quiero remontarme a 1975. Yo todavía no había nacido, pero en ese año se institucionalizó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que más tarde pasó a denominarse simplemente Día de la Mujer porque, aunque muchas no tengan oficio remunerado, todas somos trabajadoras y todas sufrimos las desigualdades impuestas por la sociedad patriarcal en la que aún vivimos.

Casi 45 años de lucha feminista para escuchar barbaridades como que la huelga feminista es solo una excusa para vaguear, o que la igualdad está de moda, como si fuera cosa de una temporada o un capricho de las mujeres, o que el feminismo está politizado, otra afirmación que tampoco es cierta.

Nos dicen a los sindicatos que no quitemos protagonismo a las mujeres, cuando lo que hacemos es todo lo contrario, ponerlas en el centro de la actividad sindical, destacar su papel en un área de la vida tan importante como es el trabajo, que es, además, un aspecto fundamental para que la mujer sea dueña de su propia vida y no dependa de otros en sus decisiones vitales. Nos dicen que eso de los piquetes no va con esta huelga feminista, pero olvidan que esta huelga también, y sobre todo, es laboral, porque el mundo del trabajo es un reflejo del resto de la sociedad y ahí sí se puede medir el nivel de participación.

Si hay algo que nos caracteriza en CCOO es nuestra capacidad de movilización y de acción. Hemos realizado asambleas informativas por muchas empresas, públicas y privadas, porque creemos en esta huelga y queremos que sea un éxito, porque lo que no se ve, no existe, y la sociedad en su conjunto tiene que abrir los ojos y dejar de ser consentidora.

Va en nuestro ADN luchar contra la brecha laboral y salarial, contra la discriminación, la desigualdad, el techo de cristal, la violencia y el acoso laboral y por eso este 8 de Marzo llamamos a la huelga, llamamos a los paros, llamamos a la movilización.

Somos las mujeres las que adolecemos todos estos males. Los números no engañan. Las matemáticas son una ciencia exacta y las estadísticas oficiales son contundentes. Las cordobesas son el 60% de las personas paradas, su tasa de paro duplica a la de los hombres, el 90% de los permisos para cuidado de hijos y familiares dependientes lo toman las mujeres, echamos el doble de horas en las tareas del hogar que los hombres, ganamos el 75% que los hombres...

Como sindicato feminista, CCOO no va a ceder ni un ápice en materia de igualdad. Vamos a seguir visitando los tajos, denunciando ilegalidades, discriminaciones y abusos, negociando planes de igualdad e incluyendo cláusulas de conciliación laboral y familiar en los convenios colectivos, así como protocolos de acoso sexual. Seguiremos reclamando trabajo digno y de calidad, basado en una igualdad real y efectiva, dónde no existan los techos de cristal ni la brecha salarial; donde la mujer no esté condenada a los trabajos más precarios y peor remunerados, a los contratos temporales y parciales que tienen su repercusión directa en las pensiones que recibirán tras su jubilación, donde sea medida por su valía y su trabajo y no por su sexo.

Y seguiremos participando activamente en la sociedad civil en la lucha contra la desigualdad porque la ciudadanía cordobesa quiere igualdad y se trata de sumar fuerzas y de tener sororidad, porque si nos tocan a una, nos tocan a todas.

* Secretaria de Mujer de CCOO de Córdoba