El pasado viernes, Pedro Sánchez dio el pistoletazo de salida a la campaña electoral, cuestión que no debería ser noticia salvo por el modo y la forma: en Consejo de Ministros y por Decreto-Ley. Esta figura, recordemos, es una potestad que tiene el Gobierno para adoptar disposiciones con rango de Ley en «en casos de extraordinaria y urgente necesidad», debiendo ser convalidado o rechazado en el plazo de treinta días por el Congreso de los Diputados. Si bien es justo reconocer que las cuestiones reguladas en los decretos leyes aprobados son de gran trascendencia, mucho más difícil es justificar las razones urgentes e inaplazables que motiven su uso.

De entre las medidas adoptadas, destaca la ampliación del permiso de paternidad a ocho semanas en 2019, doce en 2020 y dieciséis en el año 2021; es preciso resaltar que dicho permiso es intransferible, es decir, tiene que disfrutarlo el padre sin que pueda ser cedido a la madre y, además, las seis primeras semanas tras el parto son obligatorias.

Con esta medida, se fomenta la corresponsabilidad entre los progenitores en el cuidado de los hijos, favoreciéndose, además, la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en el acceso al mercado laboral. No han faltado las críticas de quien considera que el permiso ha de ser transferible y quien considera que las seis semanas obligatorias para el padre deben ser disfrutadas a conveniencia de los progenitores, y no necesariamente tras el parto. Desde luego, la ampliación del permiso de paternidad no va a resolver las desigualdades entre hombres y mujeres per se, si bien constituye un gran paso en la dirección correcta, situando a España a la cabeza de Europa en este ámbito.

Finalmente me gustaría felicitar a todas las mujeres ya que celebramos nuestro día mañana viernes, deseando que llegue el día en el cual no sea necesario reivindicar nada, porque exista igualdad verdadera. Y que, por supuesto, lo veamos.

* Abogada