Los tiempos corren que es una barbaridad, como diría un castizo. Pero, ¿nos hemos parado a pensar si sería necesario frenar un poco y mirar hacia atrás para ver el camino recorrido? La extrema velocidad, por muy conveniente que sea, genera vértigo en la mayor parte de los casos, especialmente en los que consideran que para que haya efectividad en las decisiones, sus efectos tienen que madurar en un tiempo mínimo.

Esta reflexión la realizamos con motivo del Día de la Educación y en puertas de varias elecciones políticas. El futuro, si no tiene sus raíces en el pasado vivido que nos enseñe el camino, breve futuro es.

En estos días, hasta el día 7 de marzo, se expone en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba una muestra de un proyecto iniciado en 2015 por la Asociación Cultural La Tribu Educa, amplio colectivo vinculado a la educación. Se trata del proyecto Maestros y maestras de nuestras vidas. Este proyecto, lleva, entre otros formatos, una exposición que muestra el legado de un buen número de docentes ya fallecidos. Todos ellos nos dan una imagen de superación de las dificultades en beneficio de un objetivo: el proyecto de vida de su alumnado. La muestra abarca un amplio abanico de docentes, que va desde la segunda mitad del S. XIX hasta los primeros años del S. XXI.

Como es de suponer, en un periodo temporal tan amplio, debe haber ejemplos de todo tipo. Y en efecto, los hay: maestros de Educación Infantil y Primaria, profesores de Educación Secundaria, algunos de ellos con colaboraciones en la Universidad. Mujeres y hombres. Ateos y creyentes; republicanos y monárquicos; anarquistas e integrados en el sistema. Pero todos tuvieron el reconocimiento social. Algunos lo recibieron en vida; otros no lo vieron porque fallecieron antes, o a causa de la guerra civil. A todos ellos les une la importancia del sentido práctico de las cosas, el afán de superación de las dificultades y la lucha para conseguir un mundo integrado y mejor.

Esta exposición enseña ejemplos tan diversos que por eso mismo resulta ejemplar. Cremos que a la ciudadanía, y con más razón a jóvenes y niños, no se les puede ofrecer cada día acciones enervantes por parte de los responsables políticos y dirigentes sociales, por no hablar de acciones corruptas de los mejor situados, que escandalizan al más curtido. Un Parlamento, donde entre los que representan a los ciudadanos la ofensa al otro es constante, no ayuda a constuir un país, por muchas medidas urgentes de cambio que se propongan.

La regeneración de un país, siempre necesaria, ha de tener como premisa una actuación ejemplar y diríamos también, vocacional, en el más alto sentido, de sus representantes. Por tanto, se hace necesaria esa tarea urgente. En este ambiente de crispación, el espíritu crítico de los escolares se agota.

* Profesora. Asociación Cultural La Tribu Educa. Comisaria de la exposición ‘Testigos de la Memoria Educativa’