Contienda civil y postguerra fueron tiempos muy duros para la antigua ciudad califal. Empero, los rayos de emocionada ilusión en un futuro menos sombrío desprendidos de los anaqueles y los escaparates de Librería Luque en estos días de desgarro e ilimitado dolor no se apagaron nunca. La clientela de un lugar de cultura creciente e insuperablemente arraigado en el colectivo cordobés --provincia incluida, por supuesto-- se mantuvo leal a su compromiso de motorizar el porvenir mediante la insustituible palanca de la cultura, y la Librería Luque, con la sobresaliente aportación de una nueva hornada familiar --la inolvidable y conjuntada pareja de Rogelio y Antonio--, se aquistó ya definitivamente el fervor de los sectores más concienciados de su responsabilidad histórica con el alumbramiento de un régimen de libertades que reemplazara al de una dictadura cada vez más anacrónica.

No obstante sus deficiencias, déficits y manquedades, el ciclo abierto con la Transición implicó una fase áurea de la contemporaneidad hispana. Por la imbricación de factores que hemos analizado con algún detenimiento en otras páginas (Historia de Córdoba. Córdoba, Edit. Luque, 2011), Córdoba fue una de las nueve o diez ciudades que mayor caudal democrático aportó al periodo echado andar con la esclarecida y bienhechora Constitución de 1978. El protagonismo y eco nacionales perdidos desde ha mucho tiempo atrás se recuperaron casi subitáneamente en la forja, difícil y arriesgada en un principio, del consolidado régimen que hoy encauza la convivencia española. Córdoba apostó por él, luchó por él y se enriqueció grandemente en su cuerpo y talante por él.

De modo silente y penumbroso, a las veces, más visible y hasta espectacular en ciertas ocasiones --masivas presentaciones de libros de impacto y reclamo nacionales--, Librería Luque colaboró sin desmayo y plena eficacia al afianzamiento del Estado de Derecho y un completo sistema de libertades ciudadanas. A manera de símbolo anecdótico pero asaz esclarecedor, un solícito y fiel visitante del establecimiento, un abogado de apasionada vocación y límpida ejecutoria, Cecilio Valverde, llegó a presidir, con incontestable autoridad, la Cámara Alta del Parlamento español. Como las del fundador de Librería Luque, sus raíces familiares eran prieguenses...

La tercera generación de esta grande empresa cultural que es la Librería Luque se encuentra hodierno al frente de sus destinos. Según hemos dejado constancia en páginas volanderas a fuer de periodísticas, uno de los ligámenes y vínculos de mayor trascendencia en el nexo con la anterior ha sido «el Sr. Osuna», como afectivamente le denominábamos muchos de los clientes más asiduos de un establecimiento al que consagró la mayor parte de su existencia y, desde luego, de sus energías incandescentes por la propagación de la lectura en el público de su entrañada Córdoba. En un plantel de gente joven, instruida en buena parte por él, descansa el futuro inmediato de una institución cultural que celebra con gozo muy compartido su primer centenario. Conociendo a sus integrantes, va de suyo que la herencia que legarán a los componentes de la cuarta generación será tan fecunda y positiva como la que recibieron. Que el paso del tiempo, supremo juez, lo refrende.

* Catedrático