Para justificar el varchondeo los «Carlos», con cara seria, han explicado solemnemente las virtudes del VAR, añadiendo, algo compungidos y con muecas de gran dolor, como guinda de sus perlas cultivadas, que el VAR, desgraciadamente, también tiene fallos, aunque, eso sí, y sacando pecho, no muchos.

Primero, no es el VAR el que comete fallos, pues, por ejemplo, si la repetición de la jugada demuestra un penalti de libro o que el jugador que marca un gol estaba en fuera de juego un centímetro, diez o cien centímetros (recordamos, aunque da vergüenza ajena hacerlo, que fuera de juego es, simplemente, eso, fuera de juego, con independencia de la distancia en que lo esté el jugador) el sistema de evaluación no es el culpable. No, los que cometen errores son los pseudomiopes designados por los «Carlos» para revisar las jugadas. Explicado de otra forma para que algunos lo entiendan: las personas que utilizan mal un ordenador son las causantes y responsables de ello, no los propios ordenadores.

Segundo, recordamos a los Velascos y demás Closes que España es uno de los países europeos con un mayor número de fallos cometidos por las personas que emplean el VAR y el único país de Europa en donde los árbitros que utilizan el VAR han cometido errores tan fragantes y bochornosos como, entre otros lugares o estadios, los sucedidos en Bilbao, Madrid (Bernabéu y Wanda Metropolitano) y Sevilla.