En la reunión sobre el cambio climático de la COP24, celebrada en Katowice (Polonia) a mediados de mes, unos 200 países acordaron un conjunto de reglas para implementar el Acuerdo de París 2015, que pretende mantener el incremento medio de la temperatura global por debajo de los 2º C respecto a los niveles preindustriales. La ONU considera que el denominado «paquete climático de Katowice» marca el inicio de una nueva era. Sin embargo, en dicho paquete se detectan ausencias y carencias significativas que podrían retrasar o debilitar las acciones requeridas para cumplir la letra y el espíritu del Acuerdo de París.

¿Qué se acordó en Katowice? Básicamente, tres puntos: 1) Un procedimiento coherente de medición, información, monitorización y verificación de las emisiones de gases de efecto invernadero, sin diferenciar entre países desarrollados y no desarrollados; 2) Un acuerdo entre los países participantes para revisar al alza, con anterioridad a la próxima reunión de la COP en noviembre del 2019, sus contribuciones a la lucha contra el cambio climático (las comprometidas en el 2015 no cubren los objetivos del Acuerdo de París); y 3) Un compromiso por parte de los países ricos de apoyo financiero a los países en desarrollo y a las regiones afectadas por el cambio climático.

¿Qué no se acordó en Katowice? Se detecta falta de acuerdo o importantes lagunas en cuatro temas clave: 1) No se logró un consenso para adoptar las recomendaciones del informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) para perseguir un límite máximo de aumento de la temperatura global de 1,5º C, en vez de los 2º C actuales; 2) No fue posible, por el bloqueo de Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudita y Kuwait, incluir una cláusula que urgiera a una rápida reducción del uso global de los combustibles fósiles, tal y como recomendaba el IPCC; 3) Se condicionó el compromiso existente sobre financiación climática, de modo que la aportación de 100.000 millones de dólares por año hasta el 2020 se diluyó, lo que hace temer la desmotivación de los países en vías de desarrollo a la hora de proponer compromisos más ambiciosos para reducir sus emisiones; y 4) La implementación de un mercado global del carbono sigue siendo un punto conflictivo sobre el que no pudo alcanzarse un consenso, de modo que las discusiones seguirán en Chile en el 2019.

El paquete climático de Katowice reafirma que el cambio climático es real y que, probablemente, estamos ante nuestra última oportunidad para prevenir o retrasar unas consecuencias dantescas. El paquete abre una senda para continuar avanzando en la implementación del Acuerdo de París, aunque, quizá, en una versión algo descafeinada del mismo, tal y como presagia que lo no acordado en Katowice es al menos tan relevante como lo pacTado.

* Catedrático de Recursos Energéticos