Los ciudadanos de Córdoba la Llana no dejan de ser asombrados por los prebostes que se encargan del Zoo municipal. Lo último ha sido la entrada de dos jirafas a las instalaciones, todo un acontecimiento histórico pues nunca habíamos tenido ejemplares de este calibre aunque, según fuentes municipales, el Zoo ya disponía de recintos hace 14 años en la remodelación desastrosa para que las jirafas fueran introducidas.

Gran pompa y calamitosa explicación de la concejala, la cual se ufana en calificar el Zoo cordobés como «reservorio genético» cuando ella misma explica que son dos ejemplares híbridos que no pueden ser utilizados para el programa genético de conservación de la raza y que por una mala gestión de los dueños del Bioparc de Valencia su única salida es otra instalación o bien el sacrificio como ocurrió en otro zoo del norte de Europa, que terminaron siendo comida para fieras.

Las jirafas (Giraffa camelopardis) llaman mucho la atención; son animales muy grandes y con una fisiología inconfundible que las hace ser frecuentes en los zoos de todo el mundo. Existen 6 subespecies. Su número en libertad ha disminuido drásticamente en el s. XXI quedando 140.000 ejemplares en África. Solamente dos subespecies están catalogadas por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) como amenazadas de extinción. Los problemas de bienestar más habituales de esta especie en cautividad están relacionados con la temperatura, sobre todo las bajas en animales jóvenes, el espacio, el tipo de suelo y la alimentación. Además, son animales sociales que nunca deben mantenerse solas y las recomendaciones de la EAZA (European Association of Zoos and Aquaria) son que deberían mantenerse grupos formados como mínimo por 3 individuos.

Su longevidad en libertad es de 20-25 años, aunque en cautividad hay ejemplares que han vivido más tiempo. Una gran proporción de estas en los zoos de Europa y América del Norte mueren prematuramente. Tendremos una madre que le llaman Bulería, de 9 años, y su cría llamada Kenia, que estará estresada hasta que se reencuentre con ella el martes si es que el traslado no le provoca la muerte. Para adaptarlas han venido con una corte de cuidadores que son becarios que darán consejos a los de aquí, según fuentes municipales.

Por cierto, nada sabemos de dos avestruces que han tenido que trasladarse al Zoo de Córdoba desde el Zoo de Ayamonte que por fin ha sido clausurado tras años de consentimiento por parte de las autoridades y que por presión de los ciudadanos de esta localidad han conseguido que el lamentable estado de las instalaciones y sus animales cautivos haya puesto en evidencia a la EAZA y la consejería pertinente.

* Veterinario, máster en etología y simpatizante de EQUO