El último reciente concierto de abono de nuestra orquesta ha sido uno de los mejores conciertos escuchados en Córdoba en años, no obstante la contraposición de las dos partes, o quizá por ella.

El bandoneón, ese órgano reducido y portátil, sonó milagrosamente en manos del uruguayo Raúl Jaurena. Solistas de talla internacional como éste hacen afición.

Y tras una cumparsita extendida y mejorada llegamos a la sexta sinfonía de Tchaikovsky, en la que la orquesta alcanzó un nivel asombroso. Muy bien los solistas, desde Artaches Kazarian que suplió una vez más, y muy brillantemente, a nuestra intermitente concertino, hasta la querida percusionista Cristina Llorens que estuvo celestial. Todos estuvieron admirables. Muy bien toda la orquesta.

Y el director, Carlos Domínguez-Nieto, se vació al tiempo que llenaba muestras almas de una música inolvidable. Y a nuestro corazón de agradecimiento.

Gracias, orquesta.

* Presidente de la Asociación Amigos de la Orquesta

Córdoba