Cuando la gente de bien no vota, pasan cosas malas», nos advirtió el actor ruso Ivan Shvedoff el sábado en Sevilla durante la gala de los premios EFA, la Academia Europea de Cine. Nos previno contra muchas otras cosas, como los estereotipos. Se describió como el tipo más perverso y peligroso de Europa «después de ya saben ustedes quién», ya que ha asesinado, descuartizado, torturado, ametrallado, sumergido en ácido, envenenado y desmembrado a centenares (en la pantalla, por supuesto). Es el papel reservado a los actores rusos en el cine internacional. Hizo bastantes bromas más sobre su país, sobre la incertidumbre, las desigualdades y la mano durísima de sus dirigentes, la falta de cumplimiento de los derechos humanos. No le faltó valentía pues, como nos recordó Agnieszka Holland, presidenta de la Academia, dos directores de cine, Oleg Sentsov y Kirill Serebrennikov, ahora mismo cumplen condenas por su oposición al régimen de Vladímir Putin. No fue la única llamada de atención. Directores, guionistas, productores, actores y actrices europeos recogían sus premios con discursos emocionados y una preocupación: el concepto de Europa y convivencia está amenazado.

Los británicos, como Ralph Fiennes y Armando Iannucci lamentaban la ruptura con Europa. Iannucci, director de La muerte de Stalin (comedia por cierto prohibida en Rusia) y militante muy activo por un segundo referéndum sobre el brexit, con humor dejó claro que la Unión Europea es tan buena idea que si no existiera habría que inventarla. Carmen Maura nos conmovió y nos hizo reír en castellano, inglés y francés soltando un discurso cargado de contenido con la ligereza de la gran maestra que es, que cerró con un: «Me gusta ser una actriz europea». Costa-Gavras, otro premiado, no se quedó atrás. En marzo empieza el rodaje de su nueva película en cinco países europeos distintos. Es la adaptación de un libro de Yanis Varoufakis sobre la crisis financiera. A sus 85 años Costa-Gavras no se rinde. Su larga vida le ha enseñado, como a Shvedoff, que lo peor que podemos hacer en tiempos convulsos es ser indiferentes. De la gente de bien depende que las cosas malas no pasen.

* Escritora y guionista