Del resultado de las elecciones andaluzas hay varias cosas que me llaman la atención. La caída en la participación a la hora de votar, la irrupción abrumadora de Vox y el batacazo del PSOE. Tiene una explicación. La gente está absolutamente hastiada de votar para que luego la clase política solo se dedique a su interés personal, a llenar la saca y a asegurarse una jubilación dorada cuando el resto de los mortales tenemos que trabajar para conseguirlo. No entro en temas de corrupción, caso de los ERE y otras vergüenzas políticas a la que nos hemos acostumbrado en nuestra tierra y en el resto del país. Que Vox consiga una representación tan elevada es tan fácil de entender como que los propios que los tachan de inconstitucionales y fachas le han dado la vida. Son responsables directos de estos resultados. Si tienes un discurso agresivo basado en el odio y en el rencor, si llamas a movilizar a las masas sociales desde un humilde chalet, si solo te dedicas a insultar y manipular desde tus medios de comunicación y tus hechos son opuestos tus palabras, pues la gente se cansa. Y el PSOE de Susana Díaz y Pedro Sánchez ha pagado muy caro sus pactos para llegar al gobierno. Un partido donde hasta hace no mucho se trabajó por la democracia, por la transición, por España, donde había políticos con sentido de Estado... Roma no paga traidores. ¿Tan difícil es aceptar el fracaso y hacer autocrítica ?

Qué difícil es en los tiempos que corren respetar al que no piensa como tú. Todos estamos en posesión de la verdad y si no piensas como yo eres un tal o un cual. Está claro que la mejor democracia es la que uno dicta, ¡Qué fácil es ser demócrata y respetar las reglas constitucionales cuando se hace mi santa voluntad!, fiel reflejo de la pérdida de valores y educación que debería ser lo básico para poder ejercer el derecho al voto con responsabilidad.

Los partidos tradicionales han llegado a su fin, o al menos tal y como los entendíamos hasta el día de hoy. El ciudadano desconfía y con razón, ya que ha visto cómo se pasaban su voto por el arco del triunfo para llegar a un acuerdo rocambolesco y poder trincar la silla. Y ahora, ten narices de moverme de aquí. Pues se acabó. Igual que creo que se acabó el movimiento del 15-M. No se puede fracasar en unas elecciones y pedir la resistencia callejera y llamar al movimiento 15-M cuando eres tú el que te lo has cargado. Un movimiento que surgió del pueblo para el pueblo, que se rebelaba contra las injusticias políticas y el bipartidismo acomodado y que en ningún caso surgió para que los reaccionarios se convirtieran en capitalistas ocultos que disfrutan de los placeres que le ofrece la vida política ( y la no política) a costa de sus votantes.

Pues sí, se armó el Belén, y quién mejor para armarlo que Andalucía. La única solución para ser una región y un país próspero es dignificar la política, darle un cierto nivel para que nos gobiernen los más preparados, los más cualificados, los que pasen pruebas de selección donde nos aseguren que estos señores son aptos para dirigir un país o una comunidad autónoma , y no quienes a base de trepar y pagar favores puedan incluso llegar a ser presidentes de una nación. Cuando alguien se somete a una intervención médica quiere que lo haga el mejor, ningún lector permitiría que le abriera en una mesa de quirófano un señor que no estuviera capacitado para hacerlo y sin embargo, nadie reclama que un país lo dirija la persona más cualificada y preparada para el cargo. Y ya no digo el mejor, pero al menos evitemos a aquellos que manifiestan una absoluta incompetencia, por el bien de todos.

Ahora solo queda esperar, confiar y trabajar para que los responsables políticos sean capaces de leer los resultados con responsabilidad. Andalucía merece un respeto a nivel nacional y europeo. Depende de nosotros.

* Notario