El partido que quiere finiquitar las comunidades autónomas ha logrado representación parlamentaria en la más poblada de España. Y con más escaños que los que le otorgaban la inmensa mayoría de las encuestas (menudo papelón el del CIS de Tezanos); tantos, que las fuerzas políticas de la derecha suman mayoría absoluta en el Parlamento andaluz. Los socialistas andaluces han cosechado una más que amarga victoria, han obtenido el peor resultado de su historia. El PSOE partía de unas expectativas de fácil triunfo electoral, pero ha perdido tantos parlamentarios (la barrera roja estaba en los 40) que esa victoria es vista, ante todo, como un severo retroceso. El PP ha logrado evitar el sorpasso de Ciudadanos, pero sigue sin vencer (solo Arenas ha tenido éxito), su producto no cala en Andalucía, o no lo sabe vender. O ambas cosas. Se lo tendría que mirar de una vez por todas. Ciudadanos confirma su proyección ascendente aunque no desbanca a los populares, a pesar de la batalla mantenida por la hegemonía de la derecha, y la coalición Adelante Andalucía ha gripado: Podemos e Izquierda Unida suman ahora menos que los 20 parlamentarios que tenían en la extinta legislatura.

La entrada de Vox en el parlamentarismo, además de constatar la fragmentación de la derecha política, supone que este partido ultra logrará representación en otras cámaras autonómicas y, sobre todo, en el Parlamento Europeo (circunscripción electoral única, no se olvide). Y es que ayer no solo se elegían a los 109 parlamentarios de la comunidad andaluza, estos comicios trascienden el ámbito autonómico, han sido unas elecciones en las que el (inevitable) sesgo nacional, con las municipales, autonómicas, europeas y, muy posiblemente, generales, a la vuelta de la esquina, ha sobrevolado todo el proceso, algo a lo que ni la propia Susana Díaz se ha podido sustraer (léanse sus declaraciones del último día de campaña).

El escenario que ahora se abre en Andalucía es convulso, dependerá de las direcciones nacionales de PP y Cs, aunque a tenor de lo manifestado en la campaña no le harán ascos al apoyo de Vox, que ha venido para quedarse.

Si, como se ha dicho frecuentemente, Andalucía se ubica ideológicamente en el centro izquierda, la nueva formación se ha nutrido de voto prestado.