La jornada electoral del 2 de diciembre de 2018 puede pasar a la historia política de Andalucía por muchas razones, pero especialmente porque por primera vez en 37 años de autonomía, las urnas han otorgado una mayoría social a partidos idológicamente ubicados en el espectro del centro-derecha y derecha.

Desde la instauración de la democracia en España, Andalucía siempre ha representado un caso excepcional en el estudio del comportamiento político y electoral en nuestro país: una región gobernada históricamente por un único partido político (PSOE) y con una ciudadanía que tradicionalmente se ha autoubicado ideológicamente más a la izquierda que el ciudadano medio español.

A los andaluces no nos tocaba votar en el 2018, pero la todavía presidenta Susana Díaz volvió a adelantar las elecciones por razones supuestamente estratégicas. Y los andaluces votamos. Con normalidad, aunque con una ligera desmovilización si se comparan datos de participación electoral de comicios anteriores (un --5% respecto a 2015).

Si echamos la vista atrás y rescatamos algunos de los sondeos electorales publicados durante las últimas semanas, podemos afirmar que la noche de este super domingo electoral ha sorprendido a muchos, y no solo a los que nos dedicamos a la investigación y análisis de la política.

El ganador virtual no ha cambiado, puesto que el PSOE andaluz ha vuelto a ganar unos comicios aunque con el peor resultado de su historia (28%, 33 diputados y poco más de 1 millón de votos, lejos de los 2,1 que obtuvo en 2008). Lo que sí ha cambiado es el panorama político en la región blanquiverde.

La noche electoral del dos de diciembre abre paso a un fenómeno político sin precedentes en nuestra historia: una auténtica ciclogénesis explosiva desde el punto de vista político. En el campo de la meteorología, este fenómeno es ya conocido por la frecuencia con la que se repite, y suele ser temido por sus efectos devastadores. La sorprendente irrupción de Vox en el nuevo Parlamento andaluz (12 escaños/11%) y la suma de escaños que harían posible una mayoría absoluta del bloque de partidos de centro-derecha y derecha (Ciudadanos, PP, y Vox) en un hipotético gobierno pro cambio político en Andalucía, puede ser percibida por muchos como un auténtico ciclón tropical. Lejos de esta interpretación catastrofista, mi lectura se circunscribe al hecho de que el cambio político en Andalucía podría llegar como consecuencia de la entrada de una masa electoral reaccionaria en la asamblea regional (Vox), junto al avance de una marea electoral reformista (Cs) que por la vía del tradicional anticiclón político de la región (el PP como fuerza política tradicional de la alternancia política) podrían inyectar una masa de aire fresco al gobierno regional.

El nuevo escenario multipartidista que arrojan estas elecciones puede ser percebido doblemente como un contexto de incertidumbre, pero también de ilusión para quienes anhelabamos la necesidad de una regeneración política en una región que elección tras elección ha mostrado su hartazgo con una corrupción política desenfrenada y el clientelismo de un Partido Socialista que se creía invencible de Despeñaperros para abajo.

Todo hace pensar que el líder de los populares andaluces, Juanma Moreno, será el próximo inquilino de San Telmo, pero no será fácil. ¿Con qué fórmula?: ¿investido por Cs y Vox, pero gobernando en solitario con una minoria parlamentaria similar a la de Pedro Sánchez? ¿Gobernando en coalición con Cs y Vox en un gobierno de concentración? Se acerca el invierno, y la nueva temporada del Juego de Tronos andaluz se presenta impresionante. No olviden que 2019 se presenta como un año electoral en el resto de reinos, y que Andalucía puede ser un experimento sociológico de lo que puede venir en el resto de autonómicas, europeas y municipales.

¿Y el voto de Vox de dónde viene? Habrá que esperar a los estudios postelectorales, pero intuyo que de todos lados... ¡Por cierto! Dicen en Twitter que se han agotado las máquinas destructoras de papel en Sevilla... ¡Qué guasa tenemos los andaluces!

Adios, Susana. Adios.

* Politólogo, investigador y profesor asociado de la Universidad Carlos III